Opinión

La música y la letra de las negociaciones

En Ciudadanos lo repiten como un mantra, la música suena bien pero hay que conocer la letra. Y dicen lo mismo en Podemos, aunque con cierto tono de displicencia, música bien pero la letra no la conocen. En el PP no saben qué propone Sánchez más allá de lo que recogen los medios de comunicación, los puentes están rotos porque el secretario general socialista rompió los pocos que había bajo cuerda y, del encuentro de Rajoy con el candidato, nunca esperaron nada más allá del interés de Sánchez de acabar con los titulares que decían que se negaba a sentarse con Rajoy o con cualquier dirigente del PP.

En el PSOE se respira de otra manera. En dos niveles, el de los barones críticos, cuyos nombres son de sobra conocidos, y el del entorno de Sánchez, muy reducido pero con el poder que da la secretaría general del partido. Coinciden sin embargo los dos bloques en algo que también desde el entorno de Rajoy reconocen: Sánchez estaba muerto el 20 de diciembre y siguió muerto durante varias semanas, y el segundo encuentro con el rey en el que le adelantó que si era el candidato estaba dispuesto a aceptar el reto, cambió las tornas. Cuando Don Felipe dio su nombre a Patxi López, Pedro Sánchez se convirtió en alguien con un empuje que no se le conocía, la ambición manejada con las mejores armas: las del empeño personal, impasible ante las barreras. Que consiga su objetivo es otra cosa, ni siquiera las personas más cercanas al secretario general socialista, las que muestran un semblante más entusiasta, más optimista, se atreven a asegurar que Sánchez pueda ser investido presidente.

El papel de los BARONES

Los barones críticos han decidido mantenerse callados a la espera de los acontecimientos. Una postura que ha hecho pensar a algunos que están dispuestos a aceptar cualquier acuerdo que logre Pedro Sánchez. Para nada. Es pura táctica, para que Sánchez no les pueda acusar de poner chinitas en el camino, están al margen de las negociaciones.

Se mantienen en sus trece con las famosas líneas rojas, aunque Rosa Díaz ha sufrido un revolcón de manos de quien menos lo esperaba, Felipe González, que declaró en una larga entrevista en Canal Sur que la presidenta debía mantener las responsabilidades que había adquirido con los andaluces. Díaz hará lo que considere conveniente, pero lo que dice González tiene predicamento en el partido y lo sabe.

¿Cómo van las negociaciones? Si se hace caso a lo que cuentan dirigentes de Ciudadanos y de Podemos que forman parte de los grupos que deben llegar a acuerdos con el PSOE, no hay negociaciones. En Ciudadanos son más concretos: “Sánchez ha presentado un equipo negociador que inspira confianza plena, porque hay ahí personas que jamás aceptarían algunas de las exigencias de Podemos; pero hasta ahora no se ha puesto ningún asunto sobre la mesa. Ninguno. El famoso documento de los 53 folios está lleno de ambigüedades. Con algunos de los objetivos estamos de acuerdo, pero lo que importa es el camino para alcanzarlos, y ahí es donde pueden surgir problemas, sobre todo en el campo económico”.

En Podemos, ni eso. Aseguran que no han mantenido negociaciones ni contactos con el PSOE de cara a la investidura. Nadie, insisten, les ha pedido el voto, y niegan que se mantengan reuniones o conversaciones secretas como afirman algunos medios de comunicación. En cuanto a su posición, mantienen su exigencia de formar parte del gobierno con el recordatorio permanente que solo 300 mil votos les separan del PSOE. “Si hasta ahora no ha habido gobierno de coalición en España, solo acuerdos de legislatura, es porque el partido ganador de las elecciones estaba a distancia considerable del partido con el que llegaba a pactos, pero no es el caso de PSOE y Podemos”, explica uno de los dirigentes de Podemos.

LOS INFORMES DE BESCANSA

Esa formación, a la que los sondeos daban un crecimiento importante si se celebraban nuevas elecciones, recibe continuos informes de Carolina Bescansa, acreditada profesional en los campos de la sociología y la demoscopia y que ha trabajado para muy distintos partidos, incluso el PP.

Los adversarios socialistas de Podemos explican que esos informes advierten que han cambiado las circunstancias respecto al supuesto crecimiento de Podemos, que el PSOE vive una mejora de estimación de voto desde que Sánchez es candidato y que por tanto hay que tener cuidado con una segunda convocatoria. Sin embargo, cuando preguntas a los socialistas que facilitan ese dato si conocen el contenido a fondo de los informes de Bescansa, admiten que no, que saben de ellos solo lo que les cuenta algún miembro de Podemos. Un Podemos, por cierto, que sufre el desgaste del poder alcanzado en las elecciones autonómicas, municipales y generales. Algunos de sus cargos electos no quieren admitir las instrucciones de la dirección nacional, no tienen experiencia de vida de partido y por tanto de lo que es disciplina de partido, y se rebelan con algunas de las iniciativas que pretenden imponer Iglesias y Errejón.

¿Qué se negocia? El PSOE ha presentado un amplio programa con docenas de propuestas, en las que hay más voluntad de alcanzar objetivos que desarrollo de cómo alcanzarlos, principal queja de quienes tendrían que sentarse con la mesa socialista en busca de un pacto. El PP ha hecho públicos sus cinco pactos: sobre la educación, sobre la reforma fiscal, pacto para el fortalecimiento institucional que recoge la lucha contra la corrupción, pacto por el empleo y pacto social. Y en Ciudadanos el acento se ha puesto en la lucha contra la corrupción, aunque sin olvidar otros asuntos de la máxima relevancia.

La pregunta del millón es la que hoy no tiene respuesta, quién gobernará, con quienes, y cuándo. Y es indudable que las noticias sobre los casos de corrupción del PP influyen en el ese complicado escenario. Mucho.

Cuanto mayor sea el número de personas a las que consulta sobre posibles acuerdos, más dudas existen sobre qué puede ocurrir. Los de Sánchez aseguran que jamás, jamás, se aceptará un referéndum sobre Cataluña. En Podemos dicen que las consultas forman parte de su identidad, y reconocen que En Comú, el partido de Ada Colau, no cede en ese punto, por lo que no es fácil ofrecerle a Sánchez 69 votos si no se incluye la consulta en el pacto. Ciudadanos mantiene que nunca apoyará a Sánchez si llega a un pacto de investidura con Podemos, y Podemos dice lo mismo respecto a Ciudadanos. En cuanto al PP, no pierde la esperanza de que Sánchez no alcance el respaldo necesario y se presente una nueva oportunidad para Rajoy. O se celebren nuevas elecciones.

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