Opinión

No tenim por

Fue el grito más vibrante que se escuchó en la manifestación de Barcelona, “No tenim for”, “No tenemos miedo”, para que  llegara  nítidamente a los yihadistas.  Claro que tenemos miedo, pero los terroristas no deben saberlo. Al contrario, hay que gritar fuerte el no tenim for, y actuar con la convicción  de que les vamos a vencer más pronto que tarde.

 Esa es nuestra fuerza,  la seguridad de que somos capaces de tragar el miedo y plantar cara al DAESH, AlQaeda y todas las franquicias de esos  bárbaros que  pretenden dominar el mundo e imponer su modelo social carente de libertades y que pretende aniquilar a quienes no piensan como ellos. El que persiste gana, decía Cela, y es lo que hay que hacer, persistir. Sobre todo cuando vienen mal dadas y hay cadáveres aún calientes sobre la mesa.

La unión hace la fuerza y a pesar de las noticias que conmocionan a toda la gente de bien,  la unanimidad en las declaraciones de los personajes públicos de todo tipo llevan a pensar que  no todo está perdido, aunque vuelvan las tensiones y discrepancias en cuanto se inicie el curso  político. Las imágenes del Rey, de Rajoy, Soraya, Puigdemont, Colau, Junqueras, Sánchez, Iglesias, Rivera y tantos otros sumándose a la concentración en Barcelona es muy significativa, así como el comportamiento absolutamente ejemplar de las poblaciones de Barcelona y Cambrils, de Cataluña entera, de España entera,  movilizándose para ayudar en la medida de sus posibilidades.  La mejor España es la que ha aparecido en estos dos días trágicos,  la España de hombres y mujeres dispuestos a dar todo por los demás, desde su sangre a acoger en sus casas a las víctimas y afectados para ofrecerles todo aquello que pudieran necesitar.

Conmueven las historias personales y la heroicidad que han demostrado personajes anónimos.  Provocan indignación los rumores sin confirmar que miles de irresponsables han distribuido a través de las redes sociales para sembrar aún más inquietud, y repugna que se hayan utilizado esas redes para colgar videos y fotografías que demuestran una falta absoluta de consideración y respeto a las víctimas  y a sus allegados.  

No estamos a salvo,  y lo ocurrido estas últimas horas demuestra que podemos se puede tener la mejor policía del mundo y los mejores servicios de información y sin embargo ser víctimas de un atentado brutal.  Sin embargo no cabe el miedo en este tipo de situaciones, sino  reafirmarse en la disposición a luchar contra la lacra yihadista. Y hacerlo con  realismo y sin demagogias: es evidente que para tener éxito en el empeño tenemos que renunciar a parte  de nuestra libertad para permitir así mayor control también sobre la vida de aquellos que nos quieren segar la vida y, además,  acabar con  las señas de identidad de nuestra sociedad.

El DAESH no es un enemigo menor, pero se le  puede vencer con inteligencia,  profesionalidad y unidad de acción política.

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