Opinión

Cuatro partidos quieren gobernar

Han puesto pie en tierra hace semanas. Rajoy, Sánchez, Rivera e Iglesias, que son los que aspiran a gobernar o a ayudar a gobernar, bien en coalición o bien desde fuera. Incluso quien decía que apoyaría a un gobernante aunque sin formar parte del Ejecutivo, Albert Rivera, ha cambiado el discurso y cuando le preguntan si apoyaría al partido más votado o a la segunda fuerza, responde que lo que habría que preguntar es si el segundo o tercer partido más votado apoyaría un gobierno de Ciudadanos. Está muy crecido, pero se comprende porque hay encuestas que le auguran ser segunda fuerza y, si de la nada ha pasado a segunda en apenas un año, nada le impide soñar.

Rajoy que ha pasado tres años encerrado en Moncloa absorbido por los problemas económicos - su mayor orgullo- lleva meses trabajando para recuperar el terreno perdido. No hay semana que no aparezca en algún punto de España “haciendo partido”, aunque todavía no puede pedir el voto hasta que se inicie oficialmente la campaña el día 4. 

Pedro Sánchez sin embargo recorre España incansablemente desde que fue elegido secretario general hace año y medio, en su caso para tratar de que el PSOE recupere el ánimo perdido en los tiempos finales de Zapatero y que no logró recuperar Alfredo Rubalcaba. Pablo Iglesias por su parte debe vivir en un desconcierto ante el deterioro que sufre Podemos: ha perdido la base social que era su fuerza principal, la nacida de los movimientos antisistema y del 15-M, su figura está cuestionada porque se ha tomado las primarias a título de inventario y ha hecho y deshecho en las listas electorales metiendo la mano exactamente igual que han hecho siempre los dirigentes a los que él llamaba “casta” y, en su estrategia de arañar votos al PSOE ha centrado tanto su discurso que está perdiendo votos a chorro por el otro lado, por la izquierda. 

En cuanto a Ciudadanos, su equipo de campaña cabe en una furgoneta, con nueve personas capitaneadas por el secretario de Organización José Manuel Villegas y el experto en comunicación y estrategia políticas Fernando Páramo. Acompañaran a Rivera en su gira por toda España, como han hecho en la campaña andaluza, la municipal y la autonómica. Aprovecharán esos viajes para preparar intervenciones, lanzar nuevos mensajes, comentar la actualidad o responder a otros partidos. La campaña se centrará en Rivera, pero también tendrán papel relevante Inés Arrimadas, líder de la oposición en Andalucía, y la madrileña Beatriz Villacís. Una campaña preparada “en casa”, incluida la cartelería y los slogans.



RESPONSABLES DEL RESULTADO

Los equipos electorales están a punto. Los programas redactados y la agenda de los candidatos cerrada, a falta de algunos flecos menores, para adecuarlos a los encajes de última hora. Villegas es responsable de la campaña de Ciudadanos e Iñigo Errejón se ocupa de Podemos, dos partidos que estrenan en unas elecciones generales. Las campañas, según los expertos, mueve apenas dos puntos en porcentaje de votos, pero que experiencias anteriores demuestran que pueden dar un vuelco a la situación si ante una situación complicada se acierta en la respuesta o se yerra estrepitosamente. Ahí está el ejemplo del 11-M, sin ir más lejos, en que Aznar se equivocó en la gestión y lo aprovechó el PSOE utilizando métodos no exentos de polémica pero que le dieron el triunfo.

La campaña va a pivotar en torno a Rajoy, y se va a dar especial importancia a las localidades pequeñas, donde Ciudadanos apenas cuenta con sedes o representes debido a su corta vida. Este esquema de trabajo es parecido al del PSOE. Sánchez está recorriendo España desde hace meses, haciendo un esfuerzo considerable para tratar de luchar contra las encuestas que le auguran una importante bajada en el número de votos, y va a dedicar especial atención a Andalucía, la región en la que los partidos se juegan el resultado al ser la de mayor número de diputados. 

Es una región que Rajoy cuida desde hace años a pesar de que no ha conseguido nunca el resultado que buscaba, y sigue volcándose ahora; la región en la que Sánchez va a aparecer con frecuencia a pesar de que sus relaciones con Susana Díaz “están muy distanciados”, reconocía días atrás un miembro de la dirección socialista; es la región en la que Pablo Iglesias va a aparecer junto a Teresa Rodríguez todo lo que pueda a pesar de que la líder andaluza de Podemos ha sido y sigue siendo muy crítica con la forma en que Iglesias ha gestionado la elaboración de las listas; y es una región en la que Albert Rivera se mueve con cierta seguridad tras la decisión de apoyar las listas más votadas y dar así estabilidad -vigilada- tanto al gobierno regional como a varios gobiernos municipales, del PP y del Psoe.



LA TELEVISIÓN

Hay elementos nuevos en esta campaña, y todos ellos convergen en un nombre: televisión. Rajoy tiene como adversarios a tres políticos que han logrado ponerse al frente de sus respectivos partidos después de haberse hecho un nombre tras años de apariciones en tertulias televisivas. Algo que no puede soslayar el presidente de gobierno. Si hace unas semanas decidió lanzarse al ruedo con una entrevista muy personal a Ana Rosa Quintana, a la que abrió las puertas de su casa en Moncloa, ahora aparecerá en el programa de Bertín Osborne, el más seguido de TVE, al igual que ha hecho Pedro Sánchez, el primero en aparecer en programas no habituales cuando ya era secretario general del PSOE, cuando aceptó la invitación de Pablo Motos para “El Hormiguero”. Por ese espacio ha pasado Soraya Sáenz de Santamaría, Rivera e Iglesias.

Capítulo televisivo son también los debates, con la novedad de que al quedar atrás -o eso parece- el bipartidismo, la polémica ya no se centra en si el presidente de gobierno acepta o no el reto de enfrentarse al líder de la oposición, como ha ocurrido en los últimos años. A Rajoy se le pedía-exigía que se enfrentara en un debate a cuatro, con Sánchez, Rivera e Iglesias. Fue Rajoy quien decidió que al debate a cuatro acudiera su número dos en el gobierno –que no en el partido- Soraya Sáenz de Santamaría, y se ha llevado el gato al agua Atresmedia, con un debate que promete ser más interesante que el que van a mantener Rajoy y Sánchez –solo uno- organizado por la Academia de Televisión y moderado por el periodista Manuel Campo Vidal.

El viernes próximo comienza la campaña, las calles amanecerán con los carteles de los candidatos, sonarán himnos y se leerán los lemas elegidos. Son las elecciones más abiertas que se recuerdan en mucho tiempo, de las que saldrá, según los agoreros, un Congreso de los Diputados del que habrá desaparecido el bipartidismo. O no: serán los votantes los que tengan la última palabra.

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