Opinión

El patrón de El Corte Inglés

En apenas tres días se han ido dos de los más importantes hombres de la economía y la empresa. El mismo día que fallecía Emilio Botón era ingresado en un centro sanitario Isidoro Álvarez, que no ha pudo resistir la insuficiencia respiratoria que le llevó a urgencias.

El nombre de Isidoro Álvarez está ligado a El Corte Inglés, como el de su tío Ramón Areces, el promotor del centro comercial más importante de España. Álvarez heredó las siglas cuando parecía imposible dotarlas de más envergadura, de más presencia, y sin embargo lo consiguió gracias a una dedicación plena, un trabajo exhaustivo y una visión de futuro fuera de lo común. Amplió El Corte Inglés y lo colocó en lo más alto convirtiéndolo en un símbolo, como hizo Botín con el banco que heredó de su padre. A Isidoro Álvarez le costó afrontar la crisis, pero la superó y en el último ejercicio logró poner el resultado en negro, en positivo. Da trabajo a casi cien mil personas, y sirve a los más de 40 millones de españoles que sin excepción conocen sus centros así como a millones de portugueses que recibieron en su día con cierta reticencia el primer "Cortinglés" de Lisboa, por la rivalidad peninsular, y que se han rendido a la eficiencia del centro comercial.

Era un hombre que se movía mal en las reuniones sociales, al que gustaban poco los homenajes, que al contrario de otros empresarios trataba de rehuir a los medios de comunicación, y que disfrutaba sobre todo cuando acudía de incógnito a cualquier de los centros de El Corte Inglés como si fuera un cliente más; se fijaba en los mostradores y el orden de los artículos, miraba a los empleados en sus tratos con el cliente y preguntaba a unos y a otros para comprobar si se sentían satisfechos con el trabajo y con la atención recibida. Carmen Chacón ha escrito un breve y delicioso artículo en el que cuenta su experiencia cuando trabajaba en El Corte Inglés para pagarse sus estudios universitarios, y sus encuentros con Isidoro Álvarez. Primero como vendedora y después como ministra de Defensa.

En esta España agobiada por la falta de trabajo, pero en la que la crisis, la mala educación y el afán de ganar dinero rápido han llevado a una pérdida bastante generalizada de valores, vale la pena indagar en la biografía de Isidoro Álvarez: es verdad que recibió una gran empresa, pero empezó a trabajar en ella desde que tuvo uso de razón, como vendedor y en los distintos departamentos; y a las hijas de su mujer, sus hijas, les hizo pasar por lo mismo para que conocieran la empresa desde dentro pero también para que conocieran el esfuerzo, el trabajo y la importancia de tratar a los clientes como merecen.

Por eso se convirtió Isidoro Álvarez en tan gran empresario.

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