Los hechos son los hechos, dijo Rajoy, y desgranó los logros del PP minuciosamente, sin complejos, provocando el entusiasmo de los militantes y dirigentes que participaban en la convención del PP. Si quería presentarse como un gobernante capaz, lo consiguió; si pretendía poner en entredicho a los gobernantes de la izquierda, lo consiguió. Si quería promover la idea de que es un orgullo ser español, también lo consiguió el presidente. Ante la diatriba de Aznar del primer día, Rajoy se presentó como gobernante que garantiza estabilidad y futuro.
El público estaba entregado antes ya de clausurar la convención, pero el discurso de Rajoy cumplió las expectativas. “Os conozco, sé cómo sois”, dijo a los militantes ante los que se presentó como un hombre que toda su vida ha estado en el PP, antes en Alianza Popular. Agradeció el trabajo de la gente del PP, su apoyo, su dedicación ante las dificultades.
Explicó lo realizado por su gobierno, e insistió en lo mismo en lo que ha insistido en estos tres últimos años, que el país se encontraba en precariedad absoluta tras la etapa de Zapatero, a punto de rescate. Y recordó las cifras de empleo conseguidos con el PP, el mantenimiento de las pensiones y el mantenimiento del estado del bienestar a pesar de la complicada situación económica. Prometió seguir bajando los impuestos en los años próximos, alertó contra los aventurerismos políticos y sus consecuencias, e hizo un alegato contra la corrupción.
Cataluña fue un capítulo al que dedicó una buena parte de su intervención. Acusó a Mas de adelantar las elecciones autonómicas anteponiendo sus intereses políticos a los intereses de los ciudadanos catalanes y recordó que el parlamento que salga de esas elecciones “tendrá las mismas competencias que el actual” y esas elecciones “no pueden ser ni serán el camino de la ruptura de España”, acusando al presidente de la Generalitat de “engañar” a los catalanes con “trucos” como unas elecciones plebiscitarias.
Apareció en la convención el presidente que ansiaban los militantes y votantes del PP. Seguro de sí mismo, orgulloso de su partido, con proyecto de futuro, y con frases contundentes con las que descalificó opciones políticas que considera poco fiables, o que al menos no tienen capacidad para resolver los retos que tienen planteados los españoles. ”No podemos volver al precipicio que acabamos de abandonar”, “Este es un país serio”, “El cambio ya se ha producido y nos toca profundizar en él y seguir adelante”, quedarán grabadas en la memoria de los que dudan de seguir votando al PP. Que es de lo que se trataba en esta convención que da el pistoletazo de salida a la precampaña electoral. Ni una palabra sobre Bárcenas ni sobre posibles candidatos. No se esperaba.
En los pasillos eran visibles los nervios de quienes no tienen asegurado el cartel electoral. Ya les queda menos tiempo de incertidumbre: esta semana se pueden despejar las incógnitas.
