Opinión

Rajoy se les fue vivo

Estuvo Rajoy un punto impertinente, es cierto, pero donde habría que poner el acento es en el trabajo de la acusación. 

Inconcebible por la reiteración, por preguntar sobre asuntos que no tenían nada que ver con el caso por el que se había obligado a comparecer al testigo y por no aportar más pruebas que las aparecidas en los medios de comunicación. No manejaron más documentos que los publicados hasta la saciedad. Desde luego no se ganaron el sueldo, sobre todo los que ejercían como acusación popular, con Benítez de Lugo como principal figura.

 También estuvo impertinente, incluso faltón, el presidente del tribunal, pero es probable que fuera al comprobar que la acusación no había hecho los deberes. Cualquier profano sabe que no se puede preguntar a un testigo sobre sus opiniones o impresiones, sino sobre datos concretos, y sin embargo los “cree”, “qué opinión le merece”, “cuál es su impresión”, se sucedieron en la Audiencia Nacional.

Así que efectivamente Rajoy cayó en la impertinencia más de lo debido, pero se fue vivo de San Fernando de Henares, sin un arañazo, sin una sola pregunta comprometida. Él sí se había preparado a conciencia, con la ayuda inestimable del ex fiscal Jesús Santos, hoy en el campo de la abogacía. El presidente sí era consciente de que su comparecencia como testigo era de la máxima relevancia, lo que sin embargo no parecían saber los representantes de la acusación particular.

Como no podía ser menos, Sánchez no ha tardado un minuto en expresar su indignación y pedir la dimisión de Rajoy como presidente, a lo que se ha sumado Pablo Iglesias, como tampoco podía ser menos. Se comprende más en este último, y mucho menos en el máximo dirigente del PSOE, que dice no creer que el líder del PP no conociera as cuentas del partido. Aún no ha aprendido cómo funciona un partido de gobierno, un partido de envergadura y por tanto muy compartimentado y, como es joven, no sabe que precisamente la separación entre lo político y lo económico es lo que salvó la imagen del PSOE y de Felipe González cuando Filesa y Matesa. La prudencia no está entre las virtudes del secretario general socialista, se le nota demasiado que necesita titulares.

La comparecencia, complicada para Rajoy, la ha superado porque encontró en la parte contraria a unos abogados que se habían dejado llevar por la ley del mínimo esfuerzo. Cualquier periodista con ánimo investigador y sin experiencia jurídica habrían puesto al presidente de gobierno contra las cuerdas, pero los acusadores fueron al tran tran, como si pensaran que el simple hecho de tener a su favor al ala progresista de la profesión, y al partido socialista, tenían la batalla ganada. 

No fue así. En el PSOE sacarán pecho, pero aunque les duele Rajoy no ha salido herido porque, los abogados progresistas que le acusaban y trataban de acosarle, ni siquiera blandieron armas dañinas. Como si pensaran que el simple hecho de hacerle testificar era suficiente.

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