Opinión

La reputación

El lunes pasado, cuando todo el mundo pensaba que Pedro Antonio Sánchez estaba en Madrid preparando el debate de la moción de censura, el ya expresidente de Murcia mantenía un encuentro con Fernando Maíllo en Madrid.

La suerte estaba echada. Hasta un día antes la dirección del PP estaba decidida a apoyar a PAS contra viento y marea, pero todo cambió de rumbo cuando el juez Velasco vinculó al presidente murciano con la Púnica.

Como otros dirigentes del PP, aparte de otros posibles delitos que están en proceso de investigación, PAS había contratado los servicios de Alejandro de Pedro, un personaje que se ofrecía para potenciar la reputación de personajes públicos en las redes sociales. El problema no era la contratación, sino que se le pagaba con fondos públicos. La vinculación con la Púnica ha sido letal para Sánchez, y así lo entendió durante su conversación con Maíllo. Imposible mantenerle. El PP no podía perder el gobierno murciano por salvar a un dirigente bajo sospecha.

Cree Maíllo, y cree Rajoy, que las causas contra Sánchez serán archivadas y se le restituirá el honor hoy en entredicho, pero era obligado el paso atrás y PAS lo entendió. Quería mantenerse en el cargo, pero se puso a disposición de lo que decidiera la ejecutiva nacional. Y la ejecutiva nacional decidió que dimitiera. Mantiene su acta parlamentaria, y si algún día se concreta lo que él espera, el archivo de las causas todavía abiertas, se recompondrá su carrera en algún cargo … y su reputación, cuya importancia ha tenido tan alto coste político y personal.

El caso de Murcia ha dejado en regular situación al PP, desbordado por nuevos casos de corrupción además de los que están en proceso judicial desde hace años. Los jueces además no demuestran excesiva agilidad en su resolución, ni en los del PP ni en los del PSOE, lo que abunda todavía más en el descrédito de los dos partidos, pues se prolongan hasta la eternidad las sospechas. El archivo de las causas abiertas, cuando llegan, siempre son tardías y con biografías destrozadas.

En Murcia hay un partido que, sin duda, ha respirado de alivio con la dimisión de Pedro Antonio Sánchez: Ciudadanos. Si no lo hubiera hecho, Ciudadanos tendría que haber votado con Psoe y Podemos para sacar adelante la moción de censura, y difícilmente los murcianos perdonarían a Rivera que pusiera en marcha la operación de dejarles en manos de un gobierno Psoe-Podemos.

Lo difícil de prever es ahora cuál puede ser la reacción de los murcianos si, en unas semanas, los jueces salvan la reputación de Pedro Antonio Sánchez, como él mismo espera que suceda.

Si ocurre, a Ciudadanos le caerá la mundial por no haber esperado a una resolución judicial, ansioso por quitar de en medio a un presidente del PP que ganó las elecciones sobradamente. A solo un escaño de la mayoría absoluta mientras Ciudadanos obtenía un pírrico resultado.

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