Opinión

Los silencios del PP

Rajoy ha recibido toda clase de críticas por sus silencios e inmovilidad decisoria, pero los adversarios empiezan a darse cuenta que esos silencios e inmovilidad no son mal asunto: mientras permanece quieto ve cómo se destrozan sus contrarios y ve pasar los cadáveres de sus enemigos. No hay más que analizar lo ocurrido a lo largo y ancho de 2016. A lo mejor, la supuesta falta de decisión no lo es tanto, sino que el presidente de Gobierno, viejo zorro de la política aunque no sea más que porque lleva ejerciéndola treinta años, se las sabe todas y, mientras él se cruza de brazos, otros luchan por el poder y, en la contienda, alguno acaba maltrecho e incluso muerto.

Se inicia el año con tres congresos de partido en ciernes, y un cuarto en primavera que va a ser fundamental para el futuro del PSOE. El del PP no tiene más incógnita que saber si María Dolores de Cospedal continuará en la secretaría general, como desea, o si el cargo de ministra de Defensa la convierte en incompatible para seguir al frente del partido. 

Nadie dice nada, han comprendido que el silencio es una buena estrategia y ahí está su jefe como ejemplo, pero por la forma en la que ejercen el silencio se adivina todo. Por los gestos, por el tono que utilizan para explicar que no se debe hablar de lo que todavía no está cerrado y por los calificativos con los que se refieren a algunos de las personas más relevantes que, quizá, pueden ser promocionados en el congreso de febrero.

Por ejemplo, a nadie se le ha escapado que Rajoy no se ha pronunciado respecto a la continuidad de Cospedal al frente de la secretaría general. Muy significativo. Como tampoco a nadie se le ha escapado que el Ministerio de Defensa, junto al de Exteriores, son difíciles de compatibilizar con la secretaría general de un partido, y no solo por las agendas. Y a nadie se le ha escapado que el que está coordinando todo lo relacionado con el congreso, desde los trabajos de las ponencias hasta la organización del congreso en sí, es Fernando Martínez Maíllo. Que es algo que corresponde a su negociado, a su vicesecretaría… pero que va más allá de las atribuciones estrictas de esa vicesecretaría. 

Tampoco se le escapa a nadie del PP que se va a aprobar en el congreso una aplicación más estricta de las incompatibilidades, y Cospedal no puede aspirar a ser ministra, diputada, presidenta del PP de Castilla La Mancha y secretaria general del PP. 

El congreso del PP tiene poco morbo, una vez despejada la incógnita de si acudiría o no José María Aznar y, si sí, que podría decir el ex presidente que no oculta su inquina hacia Mariano Rajoy. Ante la falta de morbo, los ojos se centran en Cospedal… y en el silencio de Rajoy.

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