Opinión

Susana, a por todas

Está obligada a ganar las primarias porque, de no hacerlo, se acabará su carrera política e incluso quedaría cuestionada su continuidad como presidenta del gobierno andaluz. 

Susana Díaz es la que más arriesga de los tres candidatos a la secretaría general del PSOE, Sánchez parte de la nada porque dimitió de todos sus cargos y a Patxi López siempre le queda el escaño de diputado, aparte de que su discurso de unidad le convierte en un candidato respetado por su ánimo conciliador. Susana Díaz en cambio parte de una situación muy distinta, enfrentada a muerte con Pedro Sánchez, con el sanbenito de que es la inductora de su defenestración a través de la operación que culminó en el dramático comité federal del pasado 1 de octubre, y con el sanbenito también, tan escuchado estos días, de que Susana es un animal político pero una pésima gestora. Y debe ser cierto cuando precisamente Andalucía es la plaza en la que mejor pesca su encarnizado enemigo Pedro Sánchez. Una Andalucía que se duele de ser una región con serios problemas sociales y laborales, que no afectan solo al área de la sanidad. Por no hablar de la corrupción, que el gobernó regional y el PSOE arrastra desde hace años.

Dicho esto, Díaz cuenta con un equipo sólido, apoyado por la gestora aunque Javier Fernández hace esfuerzos para que no se note, y con un buen número de socialistas de brillante historial que apuestan por la presidenta andaluza. Y cuenta sobre todo con ella misma, con su empuje, con su capacidad para generar entusiasmo con su verbo encendido y con su cercanía. Es la distancia corta no hay quien le gane, ni siquiera Pedro Sánchez a pesar de que en tiempos era su virtud más destacada. Pero su paso por la secretaría general supuso un distanciamiento que ahora trata de corregir recuperando sus antiguas formas de sonrisa permanente y gesto amable.

Hay más cosas en el haber de Susana Díaz frente a su rival Sánchez: su defensa de España sin complejos, su animadversión hacia el independentismo y la demagogia de la izquierda radical, y que se trata de una política de orden, poco amiga de aventurerismos.

Ha tardado en tomar la decisión de presentarse, pero finalmente lo ha hecho. No es fácil determinar si es con red o sin red, porque cuenta con apoyos importantes pero también con un clima de rechazo que puede dar al traste con sus aspiraciones. 

Ya hay tres candidatos en las primarias y no se vislumbra un candidato seguro. La lucha por el poder va a ser encarnizada. Susana Díaz va a por todas, pero Pedro Sánchez también. Y el mensaje de unidad de Patxi López empieza a calar entre aquellos militantes hartos de peleas, descalificaciones y tensiones que desmoralizan a un partido necesitado de éxitos electorales.

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