Opinión

El yihadismo en España

Hace apenas tres días, el ministro de Interior ofreció los datos sobre el número de españoles que se habían sumado al ejército yihadista en Siria e Iraq, el territorio que los terroristas llaman Estado islamista y quienes luchan contra el terrorismo denominan Daesh, acrónimo que en árabe es despectivo. Es la razón del rechazo que provoca entre los yihadistas que se hable así del terreno conquistado.

En su intervención ante directivos de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, Jorge Fernández dijo que en este momento había detectados 115 españoles en las filas del Ejército Islamista, y que habían regresado a España 14, de los que 9 se encontraban en prisión -8 en España y 1 en Marruecos- y 5 habían sido puestos en libertad porque no existían indicios de que hubieran realizado actividades delictivas. Una vez en Siria e Iraq y ver in situ cómo se desarrollaba la lucha yihadista, habían decidido no sumarse y regresar a España.

Es necesario poner el acento en que los datos del ministro se corresponden con los que se manejan hoy, en este momento. A principios de año, desde Interior se afirmaba que los españoles que formaban parte del yihadismo en el Daesh eran setenta, lo que significa que los islamistas radicales están consiguiendo que su mensaje llegue hasta musulmanes a los que ha conseguido convencer de que su misión en el mundo, su responsabilidad ante Alá, es sumarse a esa dinámica de imposición del islamismo a través de la brutalidad, la tortura, el asesinato y el exterminio.

La cifra de españoles que forman parte del ejército yihadista es preocupante, pero si se la compara con otros países europeos se puede valorar entonces el esfuerzo realizado por las fuerzas de seguridad y sobre todo por el CNI para luchar contra el Ejército Islamista y detectar a quienes desde España quieren viajar a Siria e Iraq para formar parte de su estructura. Es importante mencionar al CNI porque, lo reconoce el propio ministerio de Interior, cuenta con las personas más preparadas para trabajar sobre el terreno, realizar los informes más minuciosos e intercambiar información con los servicios de inteligencia que más conocimiento tienen de lo que ocurre dentro del islamismo radical.

Sin embargo los agentes del CNI no pueden proceder a la detención de nadie, lo que hacen es poner a disposición de policía y guardia civil los datos de los que disponen para que actúen en consecuencia. Como ha ocurrido recientemente en Cataluña cuando detectó movimientos sospechosos entre miembros del colectivo musulmán y lograron pruebas suficientemente sólidas de que preparaban un secuestro al que seguiría un asesinato siguiendo el modelo de los que realizan, y graban, los miembros del IS: con mono naranja para los condenados a muerte y con un método expeditivo, cruel, penoso y que los yihadistas consideran ejemplarizante. Decapitaciones, lapidaciones, quemados vivos, arrojados al vacío o degüellos.

DOS NUEVAS REVISTAS

Frente a los 150 españoles que han logrado llegar hasta Siria e Iraq, Francia reconoce que tiene contabilizados 1.450 ciudadanos que forman parte del EI y el Reino Unido maneja una cifra similar, a la que hay que sumar los procedentes de otros dos países en los que ha arraigado con fuerza el yihadismo, Bélgica y Holanda. En total se calcula que unos 5.600 europeos forman parte del ejército islamista en el DAESH, y 2 mil marroquíes. Esos últimos son una pesadilla para Mohamed VI y su gobierno, y es lo que ha provocado que la colaboración entre España y Marruecos sea tan estrecha, hoy, en el plano policial.

La policía española, por ejemplo, trabaja muy estrechamente con la marroquí en la detección de movimientos sospechosos en Nador, Tetuán y Castillejos, las ciudades más cercanas a Ceuta y melilla, y de donde proceden los “captadores” que tratan de encontrar adeptos para su causa en los barrios musulmanes más radicalizados, El Príncipe y La Cañada.

La lucha contra el yihadismo cambia día a día, porque desde el Daesh cambian también los métodos de captación. Las redes sociales continúan siendo la principal fórmula, con más de 20 mil páginas dedicadas al yihadismo en todas sus facetas, en las que se incluyen fabricación de armas y artefactos explosivos, cómo utilizar instrumentos que pueden convertirse en armas mortales y de qué manera se puede llegar hasta Siria e Iraq esquivando los controles. Pero sobre todo son el principal medio de concienciación hacia el yihadismo y justificación de su existencia. Analizar esas páginas es uno de los elementos claves de investigación.

En estos momentos preocupan unas revistas de internet muy bien elaboradas una de ellas realizada por los islamistas del Daesh y otra por AlQaeda. Tras ellas, tras sus textos, se encuentran auténticos conocedores de la psicología masculina y femenina, que saben qué resortes deben utilizar para provocar en sus lectores un sentimiento de compromiso con su religión, así como de justificación de la violencia para alcanzar los objetivos de su religión. Se defiende que es el Islam es la religión de la espada, no de la paz, e inquieta que una de las fotografías publicadas en la revista del Daesh, estuviera hecha en Madrid, un cartel en el que precisamente se identificaba el Islam con la espada, con la guerra.

LOS IMANES Y EL CALIFATO

¿Cómo actúa la comunidad musulmana española, los imanes? En las mezquitas legales existe una aparente buena colaboración con la policía, y nunca han dudado en condenar el terrorismo cuando se ha pedido que lo hagan. Las autoridades españolas tienen además la seguridad de que se trata de una condena sincera, la mayoría de los musulmanes abominan del terrorismo. Pero se echa de menos que en sus discursos los imanes no hagan una condena expresa a la idea de “recuperar” el Califato. Incluso aunque se buscara el Califato a través de medios políticos. Si lo hicieran, se produciría un salto cualitativo en la aceptación del Daesh y sus métodos de hacerse con un vastísimo territorio musulmán.

Caso aparte son las mezquitas clandestinas, difíciles de detectar porque en gran parte han abandonado sus círculos habituales, las trastiendas de las carnicerías y de otros productos de alimentación. Ahora los yihadistas se reúnen en domicilios particulares supuestamente para profundizar en el conocimiento del Corán. Y efectivamente así comienzan siempre los métodos de captación, sin que eso signifique que todos los encuentros con fines religiosos tengan siempre como objetivo la captación de miembros para el Ejército Islamista.

Entre los últimos “hallazgos” de quienes luchan contra el Daesh se encuentran varios mensaje de “Roma, estamos en camino”. Son especialmente inquietantes porque el Daesh se ha hecho fuerte en Libia, hoy un territorio sin gobierno, sin estructura de Estado, y muy cerca de Italia, España, Malta, Chipre y Grecia.

Desde las costas libias salen la mayoría de los barcos de inmigrantes que tratan de llegar a Europa, y que ya no huyen solo de la miseria, sino de la persecución yihadista. De hecho, inmigrantes que llegaron hace dos semanas a la costa italiana denunciaron que un grupo de embarcados habían arrojado al mar a los cristianos que se encontraban a bordo.

No se puede bajar la guardia. Habrá que estar alerta incluso cuando hay que dar prioridad a resolver un problema humanitario, el de los inmigrantes, que necesita urgente solución.

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