Opinión

España en el diván

España está en el diván del psiquiatra. Un sofá que no parece muy cómodo, por más que el acolchado sea de piel de toro. La Psiquiatría ha sido de las últimas disciplinas médicas en aparecer y hoy día se ha convertido en el doctor de familia que deja hablar a nuestras almas para potenciar la gestión de la inteligencia y  hacernos entender la masa gris que gestiona emociones para superar antidepresivos, adiciones a gimnasios culturistas, caminatas con móvil, obsesiones alimenticias y aditivos de ropajes varios. Nos afectan a todos estas dependencias, incluidos los más jóvenes que con tanta red social se han cercado en la individualidad y son sus dioses los juegos del ordenador. 

En estos tiempos es difícil hacer amistades por ese individualismo y falta de tiempo de ahí que los manuales de la vida psiquiátrica hablen de referentes a la amistad,  la soledad y la depresión. De este último  aspecto sabe mucho Enrique Rojas quien asegura que se curan el 90 por ciento de ellas. Destaca que las mujeres somos más depresivas y que lo somos por amor no por el mundo laboral o debido a la economía como sufren los varones.

La alimentación ha influido en la psiquiatría a lo largo de la Historia y los especialistas en esta rama saben que hoy nos deprimimos y nos exaltamos, casi en la misma medida. Esta polaridad nos tambalea hacia un lado y hacia el otro pero el eje es el eje con lo cual oscilamos para volver al mismo sitio. No es tanto el motivo de las depresiones sino la actitud ante esas circunstancias lo que parece ser el prozac de la felicidad de nuestros días. Siempre hay que saber que la felicidad es un proyecto que se disfruta mientras se camina hacia ella, ya lo decía Miguel de Cervantes en el Quijote: “Lo importante no es la posada sino el camino”. La felicidad consiste en el amor, en la verdad, en la virtud, en el placer y estar contento con uno mismo reconciliándose con el pasado,  haciéndole  la cirugía estética a ese tiempo que fue.  

Las alteraciones de la mente tienen muchos motivos; pero esforzarnos en comprender el cerebro y gestionar las emociones que mejoren el vivir supone un punto de inteligencia para lograr mejores niveles de bienestar interior.  Poner un psiquiatra en nuestras vidas no  es de locos ni debe dar miedo,  ni vergüenza ni crearnos un prejuicio. Hoy, además de la casa en la playa, en el campo, el coche, el cine en casa o una buena biblioteca o bodega hay que incluir en el pack el psiquiatra.  Ya pocos dejan de tenerlo en la agenda porque contribuye a un mejor vivir. Ellos son los expertos en Atención Primaria para evitar males mayores y, sobre todo, escuchan, sin móvil que interrumpa,  la historia con palabras  que no tiene réplica, mejoría o un “fíjate lo que me pasó a mí”.

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