Opinión

La historia de Salvador Jordán Doré

Ourense no Tempo
photo_camera Cavite: vista de la trinchera grande y del campo atrincherado frente al campamento de Dahalican. (Web del Desastre del 98)

El tiempo nos juega muy malas pasadas y con frecuencia se muestra injusto. Personajes como el que hoy recupero para Ourensenotempo, no sé qué más podría haber hecho para conseguir mantenerse en el recuerdo de sus conciudadanos. Totalmente desconocido por mí, ha sido una sorpresa encontrarlo cuando buscaba información sobre la historia militar auriense y el periodo en que España gobernaba colonias en varios enclaves del mundo; una de estas colonias era en las islas Filipinas. 

La relación de nuestro Ourense con este enclave es escasa pero al tiempo significativa. Últimamente, de hecho, se ha vuelto a poner de moda el tema por la versionada película “Los últimos de Filipinas”: la primera fue dirigida por el ourensano Antonio Román en 1945 y constituyó todo un éxito de taquilla. Otro ourensano (al menos de nacimiento) que se relaciona con Filipinas es Salvador Jordán y Doré.

 Quizás haya sido por casualidad que en 1872 naciera en la ourensana plaza del Corregidor un héroe de guerra (Filipinas, 1897), un escritor, un poeta y un compositor. Eran aquellos unos momentos convulsos: el rey Amadeo I convocó hasta en tres ocasiones elecciones sin conseguir unos resultados que permitieran la gobernabilidad del país. En ese estado de cosas se produce en Ferrol un intento de sublevación por parte de los republicanos intransigentes (octubre de 1872), que abogaban por la fuerza como método para alcanzar el poder. 

El padre de nuestro protagonista, Salvador Jordán Fariñas, músico militar, había servido en la corbeta Villa de Bilbao, y en esos momentos pertenecía al Regimiento de Cuenca, acuartelado en varias zonas de Galicia para dar apoyo a carabineros y Guardia Civil contra las partidas carlistas. Ourense era una de ellas. Y por los indicios que tengo, en aquellos momentos dirigía la banda del regimiento. Supuestamente estuvo en Cartagena de manera provisional como músico mayor del Tercer Regimiento de Infantería de Marina, y lo último que sabemos de él es que un periódico ourensano, La Caridad, promovió una colecta para ayudarle a salir de la mala situación en que se encontraba. Residía en Madrid, ciego y en la indigencia (hacia 1897). Con toda probabilidad, el salto a la fama de su hijo en aquellos momentos ayudará a que la prensa se ocupe de ese infortunio. 

Ourense no TempoPero vayamos al protagonista de hoy, Salvador Jordán y Doré. Al margen de su nacimiento en nuestra ciudad, no conocemos nada más hasta que ya con 22 años (1894), y siendo cabo del Regimiento Covadonga, acuartelado en el pueblo de Leganés, dio muestras de gran valor durante la extinción de un incendio en una finca próxima al cuartel. Aunque importante, no fue ése el episodio que lo alzo a la categoría de héroe. Esto ocurrió años después en las posesiones que teníamos en Filipinas (1897). Al mando de 15 soldados nativos, el cabo Jordán guardaba el destacamento Las Nieves, en las islas Visayas, cuando en la madrugada del 6 de abril sufrieron el ataque de fuerzas indígenas que los triplicaban en número. El arrojo del ourensano y la hábil dirección de su tropa causaron serias bajas en el enemigo y le obligaron a replegarse. 

La gesta le valió ser propuesto para la Laureada de San Fernando (1904). No fue esa la única condecoración. Entre las que merecidamente obtuvo, destaca la del Mérito Militar (1906). Una de las ultimas misiones que le encomendaron fue la de acudir a Melilla después del Desastre del Barranco del Lobo (julio de 1909, con más de 100 muertos y 600 heridos de la tropa española destinada en el Rif). La visión dantesca que se encontró fue su “inspiración” para la obra musical que se conoce de su autoría “La lágrima de un poeta” (él mismo lo confesaba en el relato publicado en El Día de Madrid, 17 de julio de 1914). Se trata de una marcha fúnebre que desde un primer momento se incluyó en el repertorio de procesiones de Semana Santa y desfiles militares. De su autoría también se conoce una zarzuela, “El himno del pueblo”, estrenada en Madrid en el teatro Barbieri (1912), y el drama “Infamia y nobleza”.

A partir de 1910, que pasó a la reserva, se dedicó a colaborar con varias cabeceras de prensa: El Globo; Las Circunstancias, de Reus; Diario de Reus; el diario mallorquín Ca-Nostra, y fue nombrado redactor jefe de La Voz del Ejército (Madrid). Con sus artículos buscaba siempre la menor oportunidad para erigirse en defensor de los músicos militares, motivo por el cual estos le hicieron protagonista de numerosos homenajes. La poesía era otra de sus habituales publicaciones. 

En 1913 se sabe que solicitó la formación de una compañía compuesta por presos de la santanderina cárcel de Santoña, pero no he conseguido más información sobre ese asunto.

No sabemos de visitas a Ourense, pero probablemente algún lazo de unión le quedó en Galicia, como apunta el dato de que fue donde le sorprendió la muerte en octubre de 1929, en Vigo. 

Os recomiendo que visitéis la página www.patrimoniomusical.com, donde podéis encontrar ampliación a los datos de su faceta musical.

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