Opinión

Mucha organización criminal

De las últimas revelaciones sobre las mafias que han venido operando contra el pueblo español y sus bienes desde la política y las instituciones del Estado se desprende, por ejemplo, que uno puede ocultar 30 millones de dudosa procedencia mientras le investigan a uno sobre la procedencia de esos millones. Bueno, uno, lo que se dice uno, no podría, pues ni tiene 30 millones ni en su familia le han enseñado esas cosas, pero Jordi Pujol Ferrusola, el más reciente inquilino "político" de nuestras penitenciarías, al parecer sí ha podido, y durante cinco años, tranquilamente.

El juez De la Mata, que entiende en el caso de los Pujol, percibe indicios de "organización criminal" en esa familia, y los fiscales que se ocupan de la pandilla de Ignacio González en lo del Canal de Isabel II no dudan en atribuirle esa condición, la de "organización criminal", en sus acusaciones. El propio Partido Popular en su conjunto recibió esa calificación judicial tan poco edificante en el asunto de su Caja B y de los papeles de Bárcenas, y los investigadores tampoco dudaron en otorgar esa misma descripción a la parte del PP valenciano concernido en el Caso Taula. De las tramas de la Gürtel o de la Púnica no hace falta decir que también recibieron esa siniestra calificación, por lo que no sería arriesgado concluir que a lo mejor no tenemos una gran escuadra, ni un sistema educativo medio decente, pero sí mucha organización criminal.

Ahora bien; a lo que estamos asistiendo ahora, particularmente a través del caso de Ignacio González, es al intento de esas organizaciones criminales, de esas mafias encalomadas en la política, de infectar el poder judicial, la Administración de Justicia, y a la decidida oposición de este último reducto de la civilidad a dejarse infiltrar y corromper. Sobreponiéndose a las presiones, a las ominosas obediencias jerárquicas en el caso de los fiscales, a los magistrados chivatos "de la casa" y a la precariedad de sus recursos, la mayoría de jueces y fiscales se están tomando en serio la supervivencia del Estado de Derecho, y su propia supervivencia en los términos de independencia y dignidad que requiere, y se las están teniendo tiesas, la Providencia les ayude, con la nube de organizaciones criminales que hay.

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