Opinión

Donald Trump y el cambio climático

Este hombre, el  Donald, aunque solo lo conozcamos a través de sus declaraciones a los medios, nos da la sensación de que lo conocemos de toda la vida, de ahí mi trato familiar,  porque lo asociamos enseguida con personajes que nos resultan muy cercanos y que se comportan  en la vida con similares actitudes que nos llevan a calificarlos de prepotentes, creídos, fantasmas, estirados, tiesos, y tal y tal, o así. 

La forma de ser de esta gente que va “sobrada” por la vida,  (por aquí solo se lo permitimos a los de Sobrado del Obispo) no genera muchas simpatías, mejor dicho, ninguna,  por lo que estar de acuerdo con algo que haga este señor, no es la mejor manera de hacerse amigos, en otra esfera muy distinta , es algo así como no estar de acuerdo, por lo visto en minoría, con el inverosímil  proyecto de la variante exterior del AVE en Ourense; aunque lo razones, aunque demuestres que llegas antes, que hay menos de todo, de kilómetros, de riesgo, de curvas, viaductos,  desmontes, barrancos y  túneles, aunque pienses que hay otras obras  más necesarias donde emplear esos recursos, aunque sea más bonito, cómodo, panorámico, turístico, natural y ecológico, nada, nada. 

Yo tampoco estoy de acuerdo con la mayoría de las cosas que dice y hace este hombre pero, sin justificar su salida de la cumbre sobre el clima de París, entiendo en parte su postura. No creo que dude de la existencia de este cambio climático porque es evidente;  el Ártico ha subido su temperatura cinco grados en los últimos diez años, lo que si creo es que no está de acuerdo con las soluciones que propone la citada cumbre para tratar de solucionar el problema y en esto, mira tú por donde, yo opino lo mismo.

En la clausura de esta cumbre para el clima,  en Diciembre del año 2015, en un momento de euforia producido por la participación  de nada menos que 195 países, Hollande,  el presidente francés por aquellas fechas, dirigiéndose a los participantes , dijo algo así como; “pocas personas han tenido en su vida la oportunidad de cambiar el mundo, Vds., han tenido el privilegio de haber sido una  de ellas”. ¡Vuelve la burra al trigo¡ Ya estamos con el afán de protagonismo y transcendencia que persigue al hombre desde la noche de los tiempos, pensando en que tiene soluciones para todo y cuando comprueba que no las tiene para nada, inventa a los dioses para que le hagan el trabajo y todo compungido y de rodillas  se pone a rezar, y si se tercia, a matar a cualquiera ser viviente para hacerles una ofrenda. 
 

Fundamentalmente el acuerdo conseguido en esa reunión consiste en ir preparando una inversión de cien mil millones de euros anuales para ir empezando, esto claro está, al Trump, como “millonetis” que es,  no le gustó nada, ni un cachito.

Estoy de acuerdo en que tenemos que cuidar nuestro entorno, esto no es discutible, pero de ahí a que los humos de nuestros coches, ya no digamos diesel, sea n los culpables del deshielo ártico, del cambio climático y de todas las calamidades meteorológicas, hay un abismo. La naturaleza tiene sus códigos y sus contraseñas y no nos los va a revelar por mucho dinero que pongamos en el empeño, y menos el de Trump. Los cambio climáticos, y mucho más drásticos que en la actualidad, los hubo siempre.  El hombre de Otzi cuya momia apareció en los Alpes en el año 1991 demuestra que había menos nieve por aquellas alturas hace más de 4000 años que en la actualidad. ¿También era culpa de los escapes?
En otros tiempos, el intento de los humanos de intervenir en el cambio climático se limitaba a organizar unas rogativas para que lloviese. Ahora que han vuelto los del becerro de oro, pretenden hacerlo con dinero. La naturaleza que viene trabajando en el asunto desde hace miles de años, le basta con tener los mandos sobre el eje de rotación de la Tierra. Lo tiene todo previsto, hasta los gases de efecto invernadero. Cuenta ya con ellos.

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