Según la Biblia, la cosa empezó en el paraíso, allí tuvieron lugar las primeras trastadas, que si la culebra, que si la fruta prohibida, pruébala tío, está rica, que si os expulso, que ya os estáis largando, que os ganareis el pan con el sudor de la frente, que a partir de ahora las cosas ya no son como antes que os estabais rascando la barriga todo el día en el paraíso, no amiguitos, no, la habéis cagado tíos, así que, ¡Puerta¡. Este fue el primer despido de la humanidad. Todos sabemos como siguió la historia marcada por los designios del que organizó este tinglado sin consultarnos, de una forma justa o injusta, corta o larga, segura o insegura, con sus penas y sus glorias, con sus risas y sus llantos, con sus amores y sus odios y que, por muchos siglos que hayan pasado y muchos cambios producido, los problemas de convivencia entre los humanos de hoy no creo que difieran mucho de los que tuvieron esta primera pareja de donde descendemos todos; podemos aspirar a cambiar las cosas, de acuerdo, debemos hacerlo, procurando que los cambios sean a mejor, pero lo básico, lo fundamental, lo van a seguir dictando las leyes de la naturaleza. No nos olvidemos, aunque nunca faltarán las o los protagonistas de siempre subiéndose a la tarima de turno dándonos lecciones y marcándonos el camino, dispuestos a cortarles el paso a los que elijan otro.
“ Creced y multiplicaros, llenad la tierra y sometedla…” (Génesis) y a fe que lo hicieron bien, mediante el fantástico sistema reproductor que la naturaleza asignó a nuestra especie permitiendo que, a pesar de tantas calamidades; guerras, epidemias, catástrofes, enfermedades, trampas y abortos, la población del planeta sigua aumentando considerablemente aunque no en todas las zonas.
Según el reloj de la población mundial, véalo en: “www.countrymeters.info/es “, al día 10 del actual mes Marzo, a las 11 de la mañana, la población mundial, con un 50% aproximado entre hombres y mujeres, ascendía a, 7.594.162.030. En ese mismo día nacían 174.750 y morían 68.616, como es lógico, aquí no hay decimales, seguimos avanzando. En España con, aproximadamente, el mismo porcentaje entre hombres y mujeres, ese mismo día, alcanzamos la cifra de 45.886.644 habitantes. En lo que va de este año, tuvimos 80.031 nacimientos, y 75.815 muertes, este mismo día se produjeron 495 nacimientos y 469 muertes. En China, este mismo día, hubo 20.268 nacimientos y 11.410 bajas, y en estos pocos meses que llevamos de año, han tenido los chinos 3. 245.997 nacimientos y 1.826.857 defunciones. Esto explica muchas cosas, sobran comentarios.
Como vemos, con el mismo sistema que la naturaleza ha proporcionado a todos, los resultados son muy diferentes; en unos sitios la población se multiplica y en otros tiende a desaparecer, sí, sí, amigos, esto de desaparecer no es nuevo, ya le pasó a los dinosaurios. El sistema basado en la trampa sexual, con el cebo del “gustirrinin” es bueno, ha funcionado, pero tenderemos que reconocer que no es un sistema serio. Que el nacimiento de un nuevo ser tenga lugar porque dos humanos, que habían quedado para tomar unas copas, se abracen intensamente en unos momentos de pasión hasta la culminación de un acto que les ha llevado in crescendo hasta la culminación irrefrenable de un deseo, sí, sí, así, así, no es serio, ingenioso sí, pero no serio.
Por el contrario, es serio y responsable el sistema que asignó a las aves; donde el nacimiento no se produce directamente por un achuchón pasional, eso quedó atrás, aquí si que podemos hablar perfectamente de equiparación, libertad y paternidad responsable, la mamá perdiz no se pone gorda, no tiene que parir, ni darle la teta, por lo que las tareas se pueden repartir en igualdad de condiciones entre los papás, de hecho, se turnan durante los 22 ò 25 días y sus noches calentando los huevos para que puedan nacer los perdigones.
Creo que este sistema es el que tenía previsto la naturaleza para los humanos, pero viendo el fracaso que tuvo con los dinosaurios que parece, abandonaban sus huevos con demasiada frecuencia, lo cambió. Hay que ser una especie muy seria y responsable para poder reproducirse por este sistema sin trampas pasionales. La nuestra, por lo visto, no lo es.