Opinión

Invasión natural

Hasta el mes de julio de este  año   habían llegado a nuestro país más de 30 millones de turistas que han entrado ordenada  y legalmente por nuestras fronteras terrestres, aéreas  o marítimas. Según los entendidos,   superaremos las cifras del año anterior,  por lo que   seguiremos  considerándonos  una  gran potencia turística a nivel mundial.

En el mismo período de tiempo llegaron  como han podido, aproximadamente, 20.000 personas,  entre hombres,  mujeres y niños, que en algunos casos fueron rescatados de embarcaciones a la deriva,  otros han podido nadar desde sus pateras hasta la  costa,  y otros  encaramándose  a  las barreras con púas y   alambradas;  estos,  como son atléticos,  son los que les gustaban  a la Sra. Carmena, alcaldesa de Madrid,  que los felicitaba  por haber  logrado semejante proeza   como  si fuera una competición de salto con pértiga  y les daba la  bienvenida  a  esta tierra prometida con la  esperanza de que  pudieran encontrar  un futuro mejor. A la vista de estas cifras vemos que espacio hay, como diría  José Mota: “Tenemos hueco, dadme hueco, después ya…”  No  estamos,  por tanto,  ante un problema demográfico, estamos,  otra vez, como no, ante un problema económico, es más, de estos mismos  países, de la misma raza y tal vez  cultura y religión de donde  proceden estos desesperados que arriesgan  sus vidas  en  la travesía,  (en las costas de Libia se estima que un diez por ciento de los que  la inician  perecen en el  intento)  vienen otros  que, al tener dinero, llegan con su pasaporte y tarjeta de crédito, y ya los metemos en el listado de turistas.

No nos preocupan esos millones de turistas, es más, dicen que estamos preparados para recibir a muchos más, lo que nos preocupan son esos 20.000 que llegaron  sin permiso  y dispuestos a quedarse,  de ahí que el término invasión, aunque normalmente se relaciona con una acción bélica, no deja de tener sentido, dependerá del número que entren. Tal vez, si  supiéramos hacerlo con inteligencia,  en  regiones  como la nuestra,  con una alarmante y  dramática   despoblación,  (hemos perdido  120.000 habitantes en los últimos cuarenta años,  solamente en nuestra provincia de Ourense)   podríamos hacer algo más en estos momentos de tan poca altura de miras, cobardía e  insolidaridad como nunca antes habíamos  vivido en situaciones de  emergencia, porque en todas las guerras habidas,   a los supervivientes que escapaban se le abrían las puertas, no se les dejaba morir en el mar o en el desierto como ahora.

Pero todo esto debemos enfocarlo como un hecho natural y la solución tendrá que ser también  natural.  Todas las especies con movilidad  que habitan  nuestro sufrido planeta , cuando no pueden vivir en una zona,  se van a otra, es así de simple, podremos hablar de éxodo,  invasión, ocupación, translación o lo que queramos, aquí  no valen  muros y alambradas,  eso funcionaba cuando a  los que los saltaban  se les pegaba un tiro automáticamente,  sin más,  como pasó durante muchos años en el muro de Berlín,   pero  afortunadamente hoy , aunque se siguen haciendo muchas barbaridades,  esta solución,  al menos de momento,  no se le ocurre ni al Sr. Trump.

Por lo tanto;  aparte de poder acoger a los que ordenadamente podamos y que en muchos casos, además de ayudarles,  podrían   contribuir con su trabajo  a nuestra prosperidad;   lo que tiene que hacer Europa, toda Europa,  de una vez,   en lugar de ir al continente africano     con sus ejércitos   como hizo tradicionalmente;   a colonizar, buscar  oro, caucho, diamantes  o  coltán, cuando no, a cazar leones,  elefantes, tigres  o  esclavos;  invertir masivamente  en  agricultura, educación, industria, hospitales;  subvencionar  a más ONG,   voluntarios o misioneros  no predicadores,   para ayudar a  que esta gente pueda  vivir en paz en su tierra. 

No vienen porque no puedan comer allí,  vienen  porque los matan, o se  matan entre ellos.  ¿Por qué no intervienen en Libia  los cascos azules de la ONU  para garantizar la vida en sus  campamentos de refugiados? Mejor dicho ¿Para  que sirve la ONU,  además de para  enchufar a privilegiados funcionarios,  si no interviene en dramas como este?  Habrá que invertir mucho  en África, tal vez no sea  rentable en principio, pero  creo  que en el futuro  saldrá mucho más barato que parar  esta invasión anunciada,  por otro lado, muy natural, eso sí.

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