Opinión

Solo le faltan los muertos

Hace unos días el Sr. Torra, presidente de la Generalidad de Cataluña, viajó a Eslovenia para documentarse sobre los pormenores del proceso de independencia de ese país en el año 1991 como parte del proceso que supuso la desintegración de la antigua Yugoeslavia del mariscal Tito. Por lo que podemos deducir de las informaciones de los medios de comunicación, venía tan entusiasmado de su experiencia en Eslovenia, como podría volver un niño de su viaje a París para ver el parque Walt Disney , pero su defensa de la vía eslovena para su proceso independentista , no parece que haya convencido demasiado, ni siquiera a muchos de sus correligionarios. 

Al Sr. Torra, para la vía eslovena, ya solo le faltan los muertos, y los habrá, pero, como siempre, no serán los líderes independentistas los que caigan, estos seguirán predicando su revolución pacifista desde sus despachos, periódicos y televisiones. Pacifista, sí, de momento, pero apretando, incordiando, presionando, amenazando y extorsionando, hasta que un día salte la chispa y produzca la explosión. Todo puede pasar cuando se intenta imponer unos criterios aunque sea en contra de los que tengan la mitad de los ciudadanos catalanes.

“Libertad, libertad sin ira libertad / Guárdate tu miedo y tu ira”… cantaban los del grupo Jarcha en los tiempos de nuestra transición democrática con la que poníamos fin a largos años de oscuridad de la dictadura franquista a la que todavía hoy algunos recuerdan con nostalgia, aunque la gran mayoría lo que quiere es olvidarla de una puñetera vez, pero entendemos perfectamente a estos nostálgicos del “palo largo y mano dura” que querrían enviar la legión a Cataluña y volver a la oscuridad, y es que para poder tener libertad, libertad, con ira o sin ella, primero tenemos que estar vivos y respirar, después, si tal, miramos de hacer unas flexiones, uno, dos, uno, dos, uno, dos. Y así.

Tampoco debiera resultar tan difícil entenderlo, se trata de organizar la vida entre nosotros, esto se logra cada día con respeto y educación, si lo tenemos, no debiéramos preocuparnos cuando un semejante nos quiere exponer sus ideas o proyectos aunque no sean de nuestro agrado, cuando faltan o escasean estos atributos , intervienen lo que llamamos; fuerzas del orden que se distinguen perfectamente porque llevan llamativos uniformes con gorras, cascos, porras, etc., para que no haya confusiones, y nos indican lo que hay que hacer o lo que no hay que hacer, si tenemos que ir por aquí o por allí, y si no le hacemos caso, nos dan en la cabeza o donde les parezca oportuno con los aparatos que llevan para ese fin, y esto pasa el 1 de octubre o el 3 de septiembre, da igual, y no debiéramos sorprendernos de las consecuencias que se ocasionan cuando actuamos en contra de lo establecido, pero lo hacen tío, y se quejan, maldicen y lamentan compungidos como si fuera una cosa extraña. 

Toda esta gente que está tratando de abandonar sus países, ya sea en África, Asia o en Centroamérica, no lo hacen porque en sus patrias exista una dictadura o una democracia, lo hacen porque los matan, simplemente, por hambre o por tiros, pero los matan sí, y entonces empiezas a entender, entre otros, a Hobbes y sus miedos, aunque no esté de acuerdo con él en que “ el hombre es un lobo para el hombre”, no, el hombre lo que es, eso si, es un imbécil para el hombre y señora, sobre todo en estos tiempos en los que la “imbecilitas” resurge con todo su esplendor, y el problema no aparece cuando te encuentras con uno/una de derechas o de izquierdas, monárquico o republicano, intelectual o analfabeto, catalán, gallego, andaluz o madrileño, el problema es cuando te encuentras con un imbécil, y esto lo ves muy claro estas fiestas de Navidad, en las que te puede tocar al lado un rico o un pobre, de derechas, izquierdas o de frente, de aquí o de allá, da igual, lo que no te va a dar igual y lo vas a notar rápidamente , es si es un maleducado, un grosero o, o sobre todo, si es un/una imbécil.

Te puede interesar