Opinión

La torre de babel

Parece ser que la confusión de lenguas fue la causa de que esta bíblica torre no saliera adelante, nadie me ha consultado, ni creo que lo hagan a estas alturas, pero el problema del lenguaje, a mi modesto entender, no fue la causa de este primer fracaso inmobiliario, qué va, con un chino te puedes entender perfectamente aunque no tengas idea de lo que te está diciendo pero te puedes entender , por muy pocos conocimientos que tengas de su idioma, sabrás distinguir perfectamente si está cabreado, si te insulta o te saluda, si sonríe o si llora, si está alegre o deprimido, eso lo vas a ver rápidamente, pero lo que nunca vas a entender es cuando en tu propio idioma, en ese con el que has nacido, en el que te has criado, que te han educado, en el que te has expresado siempre, tienes que oír algo como esto: Tan víctimas son los que apalean como los apaleados; entonces no puedes evitar recordar aquello tan antiguo de; oración gramatical, sujeto , verbo , predicado, sintaxis etc., y empiezas a pensar que no has oído bien, que no entiendes , y te preguntas. ¿Qué dice este tío, en qué idioma habla? ¿Quiénes son las víctimas? ¿Los que pegan? ¿Los que jalean? ¿Cuántos eran? ¿Cómo fue el comienzo? ¿Quién fue a buscar a quien? Y entonces vas y te quedas con el chino. No hay color.

Por eso que el problema de la comunicación es tan complicado. Hablaba yo hace unos días con una máquina, sí. ¿Le extraña? ¿No hablaba el Sr. Vázquez- Monjardín con una vaca que estaba tomando el sol al lado de la carretera de Vigo? Bien que te me acuerdo, como si fuera ayer, ya lo creo, vaya que sí, y me pareció fenomenal, ya sé que una vaca no es una máquina, pero bueno, nos entendemos. La máquina en cuestión me la presentaron al llamar a una empresa tratando de solucionar un problemilla. Tenía buena voz, no crea. Bienvenido a xxx, esta conversación podrá ser grabada, me suelta a las primeras de cambio, bien, bien, grabe, grabe. Si llama por esto, marque el uno, por lo otro, marque el dos, por el más allá marque el tres. Si llama por una avería, marque el uno, si llama por una pérdida o robo, marque el dos; si quiere que le atienda una operadora, marque el tres. Bien, vale, supuse que una persona humana sería más apropiada que el robot y comprendería mejor mi problema; marqué el tres, grave error, se puso una operadora; cómo sería su atención y sus razonamientos que le pedí encarecidamente que me volviera a enchufar con la máquina que me estaba atendiendo antes tan ricamente , al tiempo que confirmaba mi sospecha de que cada día estamos irremisiblemente destinados a entendernos con las máquinas, y ya en un plan más intelectual, con las vacas y similares semovientes.

Reconozco que la mayoría de las personas ya no vamos a los bancos, no ha lugar, si tienes saldo no necesitas acudir, y si no lo tienes, tampoco, no sé si me explico. Me invitaron días pasados a la presentación del prototipo de una futurista oficina de un gran banco internacional en la que lo primero que tienes que hacer, para cualquier operación, es acudir a una máquina de color rojo que te da un variado y sofisticado turno aunque estés solo. Demencial. Preferiría mil veces encontrarme con la vaca del Sr. Vázquez-Monjardín. Las pocas oficinas bancarias que van quedando se encargan cada día de castigar a sus clientes con horarios restrigidos, largas colas y a veces, largas caras. Pero bueno, de momento van funcionando, lo siguiente será que, cuando vayan entrando, le arreen unos “vergayazos?” a los clientes que insistan en acudir a las ventanillas. Para que vayan aprendiendo a entenderse con las máquinas. ¿Cómo no va a haber paro?

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