Una anécdota es un incidente interesante o entretenido, un suceso curioso, triste o divertido. Y así es como debiera haberse tomado el "error" de protocolo, al parecer forzado, por el que el presiente del Gobierno, Pedro Sánchez y su esposa, Begoña Gómez, permanecieron junto a los reyes en el besamanos de la recepción en el Palacio Real con motivo del Día de la Hispanidad. Una anécdota sin mayor trascendencia de no ser por el interés de algunos de buscarle los tres pies al gato e inferir de ella un afán de protagonismo de los inquilinos de La Moncloa, que ha obligado a la Casa del Rey a emitir un comunicado explicando por escrito lo que ya había comentado de viva voz, una práctica que realiza en contadísimas ocasiones para aclarar o desmentir algún hecho que afecta a la Familia Real y que en este caso ha reconocido que Sánchez y su mujer siguieron las instrucciones que se les habían dado. Cuando la anécdota se pretende que pase a categoría no se puede hablar sino de mala fe en quien así interpreta un hecho curioso. Hay hasta quien lo ve como un paso más en la campaña de la izquierda contra Felipe VI. Demasié.
