Si un marciano aterrizara en España y leyera las conclusiones del último CIS no sabría que pensar de los ciudadanos del país al que acababa de llegar. Es más puede que los políticos españoles sean marcianos. Por un lado pensaría que se trata de un país de gente feliz, porque son unos despreocupados incluso para con sus problemas personales, o con la reforma laboral que tantos despidos ha causado, o con la emigración de los suyos.
O puede que entendiera que se declaran bastante felices porque son unos inconscientes e insolidarios dado que tampoco les preocupa nada la violencia o los problemas relacionados con la mujer, las guerras en el mundo, los refugiados, los bancos, el fraude fiscal, los problemas medioambientales o el funcionamiento de los servicios públicos… Como si vivieran en la Arcadia.
