Opinión

Desengrasar

Después de casi un año de campaña electoral, la saturación de información política ha llegado a niveles como nunca antes había alcanzado. “Hasta aquí llegó el hartazgo de la ciudadanía con sus líderes políticos”, se podría leer bajo una raya en cualquier pared. Por eso a veces es preciso desengrasar, desconectar y dejarse atrapar por cuestiones que no tienen tanta trascendencia como espectadores, aunque sus protagonistas lo pasen fatal, como es el caso del divorcio de “Brangelina”, en el que la humanidad vuelve a partirse en dos bandos; o más amable, las especulaciones sobre el reencuentro y el abrazo entre Chenoa y Bisbal. Unos se separan, otros se reencuentran y el mundo sigue girando como la vida misma. Aunque no haya gobierno.
 

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