Que una de las primeras medidas del gobierno del presidente brasileño Jair Bolsonaro haya sido que despedirá de la administración pública a unos trescientos contratados con ideología comunista da idea clara de su talante y de su desprecio por las libertades. A este paso hará que todos los funcionarios y trabajadores brasileños acaben jurando los Principios Fundamentales del Movimiento, como se tenía que hacer en España hasta poco antes de la llegada de la democracia. Era un juramento rutinario que venía escrito en los contratos, que se firmaba por imperativo legal y que se olvidaba tras estampar la firma. Además ya en esa época los sindicatos verticales estaban plagados de “enanos infiltrados” que comenzaban a organizar a sus compañeros en sindicatos de clase. Ya no hay duda de que Bolsonaro añora la dictadura. Los brasileños tendrán que defender la democracia aunque sea como enanos infiltrados.
