Opinión

Huida

Después de haber ordenado, presuntamente, siempre presuntamente por si envían al forense de la sierra de mano de hacer autopsias, asesinar al periodista Yamal Kashogghi en el consulado de Arabia Saudí en Estambul en un supuesto, siempre supuesto, crimen de Estado que pasará a los anales de la historia universal de la infamia y como una de las mayores chapuza de las cloacas de un Estado, el príncipe heredero Mohamed bin Salman tuvo la desfachatez de dar el pésame al hijo del periodista asesinado, Salah Kashogghi, de lo que quedó testimonio en una foto que es el ejemplo más nítido del maquiavelismo y de la maldad política y personal. Al joven Salah le ha faltado tiempo para salir corriendo de Riad para dirigirse a Estados Unidos, una vez que han autorizado su salida y la de su familia del país. Considera el joven que la distancia puede convertirse en un salvoconducto en el caso de que al heredero de la casa de Saudí se le vuelvan a cruzar los cables si se siente objeto de críticas. A pesar de todo EEUU no es Turquía y hasta allí es mas difícil que lleguen los tentáculos del príncipe presunto.

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