Opinión

Lo que bien acaba

Una de las primeras cosas que dijo que iba a hacer con carácter inminente, además de prometer celebrar elecciones generales, aunque luego se le olvidó muy pronto, fue afirmar que se iba a exhumar el cadáver del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos. Han pasado siete meses desde aquella promesa y todavía se sigue en los procedimientos legales y administrativos para conseguir que el dictador deje de vivir su vida eterna rodeado de sus víctimas. El proceso se ha ido dilatando y ampliando los plazos para llevar a cabo su enterramiento en otro lugar, incluido el susto que le dio la familia Franco al Ejecutivo cuando anunció que si le sacaban de la basílica de Cuelgamuros le enterrarían en la cripta de la catedral de al Almudena, junto al Palacio Real, en el centro de Madrid. Ahora Pedro Sánchez acaba de renovar la promesa con una obviedad, que después de cuarenta años no importa esperar unos meses más para conseguirlo. Lleva razón, bien estará si todo acaba bien.

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