La actuación de la Guardia Civil en Barcelona con la detención de más de una docena de altos cargos de la Generalitat encargados de la logística y preparación del referéndum 1-O y la incautación de citaciones, papeletas y censos ha provocado una serie de manifestaciones en favor del derecho a decidir en Cataluña fuera de esa comunidad autónoma que han tenido distinto éxito. Esta circunstancia puede llamar a engaño, porque como en Cataluña salen a la calle los defensores de una de las posiciones, mientras que la mayoría -silenciosa- permanece en sus casas a la espera de ser llamados a manifestarse en otro momento, sin interferir ni colisionar con los partidarios de la secesión. Si de lo que se trata es de sumar manifestantes como argumento de autoridad para decidir sobre el futuro de España se equivocan quienes se meten en esa vereda. Por una cuestión tan democrática como las mayorías.
