Opinión

Melania

Mientras que su marido es un patán peligroso que lo mismo amenaza a un país que a las empresas tecnológicas que no le gustan, ella es una heroína que ha demostrado ser capaz de mantenerle a raya. O sea que la bravura de Donald Trump se diluye al volver al hogar donde ella reina en las relaciones entre ambos. Ni le da la mano si no le apetece al bajar de los aviones en viajes oficiales, ni le ríe las gracias y además su forma de vestir solo puede entenderse si es para provocar a su marido, porque ataviarse con una falda de 2.700 euros de marca mayor y unos zapatos con un tacón de doce centímetros de la marca de la suela roja para plantar un retoño de un roble tiene que obedecer a una razón profunda porque en caso contrario no se entiende. Tiene mérito la primera dama estadounidense aguantando lo que tiene en casa con el historial que arrastra. Lástima que hable tan poco y parezca una esfinge. Si algún día se divorcia tendrá de su parte a casi toda la población mundial.

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