Primero prohibieron que se sacrificaran animales por los ritos halal y kosher, (Bélgica) y yo no dije nada, porque no era ni musulmán ni judío.
Luego prohibieron vender foie gras (California) aunque sea patrimonio gastronómico y cultural francés, y yo no dije nada, porque no me gusta el foie gras. Luego prohibieron los huevos que no fueran de gallina que se criaran en tierra y yo no dije nada, porque me sientan mal.
Luego prohibieron el jamón ibérico y ya no quedaba nadie para llorar conmigo.