Opinión

Inventir en una sola cesta

En economía, a pesar de sus errores, existen máximas inmutables: una indica que a mayor riesgo más beneficio. Sin lugar a dudas, un territorio mejora cuanto mayor y más audaces sean sus empresarios y empresarias, apostando por la inversión. Eso sí, la inversión en muchos casos exige la salida de la zona de confort, obligando a invertir vía endeudamiento y asumiendo riesgos personales y patrimoniales. Este modelo es el creador de riqueza en las reglas de juego del capitalismo. Con la inversión (con cabeza) se crea empleo y riqueza para un territorio, pero eso exige asumir riesgos y en este punto es donde Ourense y su ecosistema económico no destaca. Un dato: la provincia de Ourense muestra ratios donde los bancos acumulan más dinero ahorrado por los ourensanos del que prestan a través de créditos. Como siempre, los datos en economía suelen tener las dos caras de la moneda. El ahorro es una forma de afrontar futuros problemas y aporta estabilidad económica a una familia, pero a la vez solo ahorro no genera procesos inversores nuevos y por tanto no  existen mecanismos para crear nuevos empleos ni riqueza.

Este contexto, agudizado tras la crisis, provoca una situación cronificada, la falta de escalera de ascenso social, la clase más necesitada no puede mejorar su situación y la pobreza se convierte en un efecto permanente. Por ello la inversión productiva es necesaria como parte de la solución al problema de la pobreza y por extensión al cambio de ritmo de la provincia en materia de desempleo y despoblación.

Una sociedad donde la clase con capacidad de inversión solo apuesta por inversiones inmobiliarias pero no por inversiones productivas tiene poca capacidad de progreso,  abocando a la despoblación, lo que en último caso provocará pérdida de valor para el bien inmueble. A nadie se le escapa que sin compradores no tenemos necesidad de negocios ni de alquiler de locales.

Eso sí, en Ourense ocurre un fenómeno que podemos llamar de centralidad, es decir, una gran cantidad de ourensanos pasean, trabajan o compran en unas pocas calles céntricas donde además pretenden vivir. Este efecto provoca incrementos de precios desmedidos para el perfil y tamaño de ciudad, creando una situación real  pero poco realista, la de concentrar una ciudad de 100.000 habitantes en unas pocas calles, un efecto que ya están provocando diferencias comerciales y de precios del metro cuadrado desmesurada entre el centro y los barrios, y posiblemente generando un efecto de pérdida patrimonial en dichos barrios.

Solo recordar que en economía todo crecimiento especulativo acaba deshaciéndose cuando menos se lo espera.  O como dirían nuestros abuelos, no es bueno tener los huevos en una sola cesta.

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