Opinión

Brexit: puede haber marcha atrás

 

El abogado general del Tribunal de Justicia Europeo ha hecho público un dictamen en el que se concluye que el Reino Unido puede mantenerse dentro de la UE si lo pide su gobierno antes del 29 de marzo, fecha en la que oficialmente dejaría de pertenecer a la Unión Europea. 

El dictamen da reversibilidad al referéndum sobre el “brexit” así como al acuerdo alcanzado entre Theresa May y los máximos representes de la UE, acuerdo que ha provocado una fuerte polémica y que este martes se ha empezado a debatir en la Cámara de los Comunes, que tendrían que votarlo el próximo día 11. El dictamen del Tribunal de Luxemburgo puede tener consecuencias de relevancia en el debate: por una parte, da alas a los partidarios de que se celebre un nuevo referéndum, cada vez más numerosos, y que el lunes entregaron en el 10 de Downing Street una petición en ese sentido respaldada por más de un millón de firmas, entre las que se cuentan parlamentarios de todos los partidos. Pero, por otra parte, el dictamen puede variar también el sentido del voto en la Cámara, porque parte de los diputados están a favor del “brexit” pero no del acuerdo alcanzado por Theresa May, y la posibilidad de que el Reino Unido finalmente se mantenga dentro de la UE puede frenar su intención de votar contra la primera ministra. Es un secreto a voces que en la votación intervienen más intereses de tipo interno - tumbar un gobierno como quieren los laboristas, o relevar a May como líder del partido conservador, como quieren algunos compañeros de filas- que salir de la UE.

El debate se inicia además con un nuevo capítulo para echar en cara a Theresa May: su negativa a trasladar al Parlamento la totalidad del informe legal que ha elaborado el gobierno, como le exigen la mayoría de sus parlamentarios. De no hacerlo, la han amenazado con una denuncia por desacato, porque el Parlamento tiene derecho a analizar todos los documentos oficiales del gobierno, más aún cuando se trata de un informe que afecta al futuro de todos los ciudadanos británicos y a sus instituciones.

Por otra parte, el Banco de Inglaterra ha sembrado aun más confusión con sus pronósticos negativos: un “brexit” sin acuerdo supondría la bajada del PIB en unos 8 puntos, la bajada en un 30 por ciento de las viviendas, y multiplicar por 2 la tasa de paro.

Se comprende que en el Reino Unido al debate político se haya sumado la angustia de la mayoría de los ciudadanos.

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