Opinión

Pocos juegos con la cultura

De pequeña me gustaba un juego que llamábamos "un, dos, tres, chocolate inglés". Consistía básicamente en moverse hacia delante evitando que quien estaba al frente del juego pudiera verte, porque sí era así, inmediatamente te enviaba, de nuevo, a la casilla de la salida. No era más que un juego, pero tenía una pequeña dosis de atractivo por lo que suponía de intentar mantener el poder y evitar que alguien llegara y te lo quitara. 

A algo similar deben estar jugando ahora en el Concello, porque si no es así, resulta complicado poder entender qué pasa entre el alcalde y la concejala de Cultura con respecto al OUFF. 

Primero: "Vamos a estudiar todas las posibilidades para que Fran Gayo y su equipo continúen", el alcalde dixit. Viaja a China, y en su ausencia, tal vez casualidad, la concejala hace pública su decisión: “Habrá concurso público, es la única salida legal que permiten los técnicos”. Vuelve del viaje el máximo regidor y, sorpresa, parece que ha descubierto que Belén Iglesias se ha movido y la manda de nuevo a la casilla de salida, declarando que “seguiremos buscando alternativas al concurso para Gayo y su equipo”. Resultado: todos mareados de tanto paso hacia adelante y tanto paso hacia atrás, y sin saber ya muy bien dónde está la salida y dónde la llegada. ¿Hay o no hay solución legal sin pasar por un concurso público? O alguien no dice toda la verdad o la comunicación entre alcalde y algunos ediles o viceversa, no pasa por un buen momento, o tal vez, simplemente, por ningún momento. 

La certeza a día de hoy es una: el OUFF será en 2019, al menos de momento. Ahora toca seguir atentamente quién da qué paso hacia adelante y si podrá llegar hasta el final, sin que antes nadie le indique el camino de vuelta. Jugar era divertido, pero en asuntos municipales no cabe el juego, si no encontrar soluciones dentro de la legalidad. Sin duda, todo este asunto daría para un buen guión con el que estrenar la próxima edición del OUFF, si no habláramos de cómo gestionar la cultura en una ciudad y ahí si que no debería haber ni un mínimo resquicio para las medias tintas, los retrasos,  las gestiones indeterminadas o la falta de voluntad. Si el OUFF no sale, y haciendo nuestra la frase de Vargas Llosa: "¿Cuándo se nos jodió el Perú?", en este caso habrá una respuesta clara. Pero mejor no llegar a ella.

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