Opinión

Cuidado con el abrazo del oso

La última oferta de Podemos de iniciar una colaboración parlamentaria a cambio de veinte medidas sociales prioritarias suena a estrategia electoral, a lograr una carta blanca con la que apuntarse todas las medidas sociales del Gobierno de Sánchez y, sobre todo, a una muestra de afecto interesado, también conocida como "abrazo del oso".

Conviene recordar las declaraciones de la formación morada apuntándose el tanto del cese/dimisión de Màxim Huerta, como intentarán hacer con todas y cada una de las medidas destacadas, de carácter social, con las que Pedro Sánchez pretende distanciarse del PP.

Al margen de que muchas de las propuestas de gasto social son inviables porque superan el techo de gasto, si de verdad Pablo Iglesias quiere apoyar una modificación legislativa que revierta los duros recortes de la crisis, nadie se lo impide. Solo tienen que votar a favor en el Congreso y reforzar la magra representación socialista.

Si Pedro Sánchez acepta esta oferta interesada y descafeinada (el propósito inicial de Iglesias fue entrar en el Gobierno) estará cometiendo un error político de principiante. Toda vez que, incluso con los votos de Podemos, no lograría la mayoría necesaria para modificar la legislación vigente. Una cosa es el apoyo de la mayoría de la cámara para sacar a Rajoy de la Moncloa y otra, muy diferente, los intereses ideológicos de un Parlamento con mayoría de centro derecha.

De momento, Pedro Sánchez está demostrando saber lo que se trae entre manos y, salvo el tropiezo en la fallida elección del ministro de Cultura, donde se cometió el error de dar la nota de color televisivo al Gabinete, la prudencia marca los pasos de las primeras semanas. La minoría parlamentaria obliga a utilizar los reales decretos para revertir, por ejemplo, la norma que sacó de la Seguridad Social a los inmigrantes u otras de igual calado con las que quiere afianzar las opciones electorales del PSOE.

El problema de Pablo Iglesias es que no le queda otra que aplaudir decisiones como la oferta de acogimiento a los náufragos del `Aquarius`, tan bien recibida en la Europa temerosa e insolidaria de la que formamos parte. Y el papel de palmero, además de ingrato, le resta votos. Pero no deben preocuparse los socialistas porque ante cualquier percance o error los tendrán enfrente como la más dura oposición.

El paréntesis o la tregua que la crisis interna del PP les está ofreciendo tiene una fecha límite que será al elección de un nuevo líder en el congreso de julio. El verano va a servir también a Ciudadanos para rearmar su estrategia de oposición, así que a Pedro Sánchez solo le quedan dos meses para enfrentarse a un Parlamento donde no sólo sus votos son insuficientes sino que nadie, incluido Podemos, le va a dar nada gratis.

Que no se le olvide al PSOE que estamos a un año de la cita electoral de europeas, municipales y autonómicas, cuyos resultados marcan tendencia para las generales y la pelea por los votos va a ser en encarnizada. Y los osos, después de ahogar con sus abrazos, se van.

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