Opinión

Adelántalas, Mariano

Señor presidente, tiene tres correos sin abrir:
“Adelántalas, por favor, Mariano. Adelántalas. Sé que eres parco en palabras y también en pensamiento, pero en el fondo estoy convencida de que te lo estás planteando; adelántalas y hazle un inmenso favor al partido y al país; al partido porque, ¡qué me vas a contar a mí que yo no sepa!, si seguimos permitiendo que las mareas crezcan y se reproduzcan, si no aprovechamos el flujo (qué bien traído está el término ahora) de los datos macroeconómicos recientes y del buen dato de paro y del turismo en la época estival, acabaremos hundiéndonos aún más.

Ya viste lo que pasó en las municipales y autonómicas; está claro que, o ganamos con mayoría absoluta, o nos van a birlar también el parlamento. Pero, además, si las adelantas también le harás un gran favor al país; ahora que el ciudadano sensato se está dando cuenta de las consecuencias nefastas que están teniendo en Grecia esos experimentos neocomunistas, es el momento de alzar orgullosos la voz y gritar: '¡Españoles, para qué esperar más! Dadnos ahora vuestra confianza para levantar la barrera que contenga esos ataques a nuestro sistema democrático'. ¡Jo, Mariano qué bien quedarías en el plasma con tal arenga institucional! Por eso te pido con el corazón que adelantes las elecciones generales, Mariano. Y si puedes, si no es mucho pedir, ¿me reservarás una embajada en Europa, o un ministerio? Tuya para siempre. Esperanza”.


“Adelántalas, Mariano, adelántalas. Es la hora de tener altura de miras. Sé que nos hemos llamado de todo últimamente en el Congreso. Tú te pasaste mil pueblos cuando me dijiste desde la tribuna de oradores que yo era un patético, dicho sea de paso. Pero ¡bah!, pelillos a la mar, eso está olvidado. Ahora te pido una cumbre entre tú y yo, bueno entre los dos grandes partidos para, del modo más discreto, sin luz ni taquígrafos, consensuar la fecha adelantada. ¿Es que no te das cuenta de que nos conviene a ambos? A ver, ¿tú crees de verdad que de aquí a finales de año vamos a arreglar nuestras diferencias? ¡Qué va!, nos calentaremos más y más, radicalizaremos el discurso, daremos caña al mono y al final viviremos en un estado de crispación constante hasta que llegue el mes de noviembre. En cambio, oye Mariano, si adelantamos las elecciones, por un lado cortaremos de raíz todo intento de revuelta interna en nuestros partidos (a ti cada vez se te mueve más la silla); y por otro lado también pillaremos a contrapié a los otros dos. Esa será la única manera de conservar nuestro bipartidismo, que al fin y al cabo es lo que ambos anhelamos. Por eso te pido, de estadista a estadista, que adelantes ya las elecciones. Afectuosamente. Pedro”.


“Mariano ¿a qué esperas para adelantar ya las elecciones? ¿Es que no has tenido suficiente con lo que te ha pasado el 24 de mayo? ¡Estopa de la fina! Fíjate qué supremo poder tengo, que aun sin presentarme como tal, he arrasado como Atila allí por donde pasé en espíritu. No demores más la derrota, Mariano, y ten un poco de dignidad. Te prometo que no haremos leña del árbol caído ni quemaremos iglesias ni monasterios; Pero a cambio te pido, mejor dicho, te exijo que convoques ya las elecciones. Nosotros solo 'podemos' subir, pero tú y los tuyos vais en caída libre. Y si lo que temes es que vayamos a montar aquí la de dios es cristo como lo que ocurre en Grecia..., tranquilo, como tú bien dijiste en el pasado, Grecia no es España. Jajaja. Por eso, Mariano, adelanta de una puñetera vez las elecciones; a cambio te doy mi palabra de que no tocaremos el régimen de los Registradores de la Propiedad ni el del Consejo de Estado. Vamos, Mariano, vete a disfrutar ya de tu retiro dorado. Pablo.”

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