Opinión

Elecciones, y todo en orden

Bueno, pues ahí lo tienen. Ya lo han conseguido. Todo hace prever que Pedro Sánchez convocará elecciones generales para finales del próximo mes de abril. Ya respiran aliviados algunos. Por fin se podrá desalojar de Moncloa al okupa, al ilegítimo. Al que ha cometido alta traición (Máster Casado dixit). Estábamos todos tan angustiados, ¿verdad? Pero esa ansiedad colectiva desaparecerá, esa crispación que Sánchez provocaba en los máximos dirigentes políticos toca a su fin. ¡Mira que Casado, Rivera y Abascal son tipos comedidos, sensatos y ecuánimes! Pero era ver a Sánchez ejerciendo (¿cómo osa?) de presidente de gobierno y, ¡oye!, no saben el efecto que provocaba en estos tres estadistas.

Uno se ponía a insultar desaforado al jefe de gobierno desde el púlpito del Congreso (¡traidor!, ¡desleal!, ¡felón!) azuzado por su mariscal lanza aceitunas; otro sufría delirios tales que empezaba a ver españoles desencantados por doquier: allí no va un trabajador sino un español abandonado; más allá no camina un jubilado, sino que desfila un español olvidado. Veía españoles en España y fuera de ella. Hasta en la luna creyó ver la sombra de un español pidiendo ayuda. Tan febril era su acceso que convocó a todos los españoles a manifestarse contra el traidor y poder contarlos y abrazarlos de una sola vez. ¡Ay!, y al último jinete se le aparecía el Caudillo y le susurraba que él era el único redentor, y así, impasible el ademán, soñaba con levantamientos y sonadas de trompeta para derrocar otra vez, como en el 36, al marxista frente popular.

Pero los tres han recobrado al fin la compostura y con ellos el entero pueblo español. La agitación extrema ha surtido su efecto. España ya no se vende ni se deshilacha. Puede estar tranquilo el extremeño en Barcelona y el payés en La Rioja, pues ambos seguirán siendo compatriotas. Las nuevas elecciones traerán a un presidente unificador que no se pliegue a los excesos separatistas y chantajes de los golpistas, como sí (dicen) lo hizo Sánchez. ¿Aceptó éste el documento de Torra con sus 21 peticiones? No, pero gritemos todos: ¡Sanchez traidor! ¿Aceptó el gobierno socialista la convocatoria de un referéndum para la autodeterminación catalana? Nunca, por ahí no camina el PSOE pero, qué más da, repitamos al unísono: ¡Sanchez traidor! ¿Prometió Sánchez un indulto según fuera el signo de la sentencia del TS acerca del proces? No pero, por última vez, ¡Sanchez traidor! Demos gracias, pues, por haber alcanzado al fin la paz.

Se agradece también a los separatistas catalanes haber unido su voto a los de PP y Cs (sí, para esto no duelen prendas aliarse con los llamados «golpistas») para rechazar de plano los Presupuestos Generales; deben de pensar aquéllos que de las nuevas elecciones puede salir un interlocutor más maleable, qué sé yo, Abascal mismo, que acepte sin condiciones un referéndum sobre la autodeterminación. Es posible, aunque  más bien parece que se avecina un choque de trenes. Y gracias, al fin, a quienes han impedido aprobar unas cuentas públicas que incrementaban el gasto social un 57%, pues eso es de traidores; unas cuentas que aumentaban la ayuda a la Dependencia y contra la pobreza infantil, pues no hay nada más sospechoso de golpismo; unas cuentas que eliminaban copago farmacéutico, implementaban becas, rebajaban tasas universitarias y aumentaban el permiso de paternidad (¿les suena lo de la conciliación laboral y familiar?) pues con tales medidas, verdaderamente, se rompe España. Sí, señores, menos mal que nos hemos librado de unas cuentas públicas golpistas. Demos gracias al Señor. Amén.

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