Opinión

A mí no

Sucede como con un accidente de coche u otras tantas fatalidades, casi siempre nos agarramos al consuelo de que las posibilidades de que toque son estadísticamente parecidas a las del rayo y el gordo de la lotería. Pero un día la fortuna no se levanta de tu parte y alguien te caza charlando con un sofá en el que "con total seguridad" está sentado un familiar que lleva tiempo enterrado. No es lo mismo que esa persona te comente que se le va la cabeza por momentos a que compruebes que definitivamente ha perdido la brújula.

Hoy se celebra el Día Mundial del Alzheimer, en Santiago se está desarrollando un congreso internacional sobre las enfermedades neurodegenerativas que cuenta con el apoyo de la reina emérita y el personal lleva unos días manifestando su apoyo en las redes sociales para que se aporten más recursos a la investigación. 

Toda iniciativa es plausible, pero la guerra resulta más dura cuando se libra a la bayoneta que cuando se dirime con bombas. Hasta hace no mucho, los cativos gallegos, sobre todo los del rural, adquirían conciencia de la muerte casi al nacer. Los chavales asistían a los velatorios sin traumas, pero ahora se les aleja de los momentos luctuosos y pronto creerán que lo único que se muere es la batería del móvil. 

Entre las visitas de los colegios para ampliar la formación de los docentes tendrían que proponer un paseo por una residencia de ancianos porque, más tarde o más temprano, siempre toca, a no ser de que la diñes antes de tiempo. La sala de actividades de una residencia puede dejar el ánimo tiritando unos días. Te encuentras a personas que mentalmente ya no están y a otros que las pasan canutas para dar dos pasos. Pero en lo que puede parecer un desguace humano se puede aprender una gran lección de solidaridad y compañerismo. Los que andan mejor de movilidad ayudan a sus colegas a ponerse el babero, a llevar la cuchara a la boca o a variar el rumbo cuando el andador se va por su cuenta. 

Más de un millón de personas padecen la enfermedad de Alzheimer en España, que representan entre un 60% y un 70% de los casos de demencia. En Galicia estamos en el centro de la diana porque gracias al cielo somos de los que más tiempo vivimos, pero a mí tampoco me puede tocar. 

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