Huele mal el conflicto de la basura en Lugo y no sólo por el hedor, los desechos y las ratas que soportan los vecinos, sobre todo los de las parroquias limítrofes y el rural.
Si la huelga convocada por los trabajadores de la empre- sa concesionaria Urbaser hizo disparar las alarmas por coincidir con la bacanal del Arde Lucus, la situación está tan em- ponzoñada que la negociación incluso podría estancarse has- ta más allá de la celebración de San Froilán en la primera sema-na de octubre. No es una hipótesis descabellada. La huelga ha cumplido ya los cincuenta días.
Los vecinos están tan hartos del tufo a desidia que ya han avisado de que la próxima semana dejarán de pagar el servicio y se armarán con escobas para limpiar con sus manos las ca- lles. Tampoco se puede descon- siderar esta suposición, puesto que ni trabajadores ni empresa están dispuestos a ceder y el alcalde, Xosé Clemente López Orozco, es prisionero del sin- dicato UGT, mayoritario en el comité de empresa.
Las exigencias del centenar de trabajadores no son despro- porcionadas. Mejora de las con- diciones laborales, que serían aceptadas por la patronal, la readmisión de los nueve compañeros despedidos, que no va a resultar tan fácil, y un aumento salarial del 1,8% que toca en hueso. Urbaser gestiona la recogida de basuras de una veintena de ciudades en el noroeste de España y teme que si clau- dica en Lugo a continuación se le puedan levantar los trabaja- dores de las demás plazas, que acuden obedientes a prestar el servicio en el centro de la ciu- dad para que el alcalde no pueda cumplir la amenaza de retirar la concesión a la empresa.
La mayoría de los lucenses tienen un cabreo de las proporciones de la huelga. No entiende por qué el alcalde no encierra a las dos partes y tira la llave has- ta que lleguen a un acuerdo. A pesar de su bonhomía reconocida, López Orozco es consciente de que cada día que se dilate el conflicto son menos votos para repetir en la alcaldía. Jaime Castiñeira, el líder del PP local, sabe que cuanto peor, mejor para sus intereses políticos. Arde Lucus y atufa.
