Opinión

Buena gente

En la puerta de don Jesús aparecieron media docena de sacos con patatas. Y allí permanecieron tres días sin que nadie le echase mano a los tubérculos abandonados para completar el guiso. "Mucho te gustan las patatas", bromeó un vecino cuando se lo cruzó en el ascensor.

"Como estuve unos días de viaje alguien las ha dejado en la puerta para que las reparta en Cáritas", aclaró don Jesús. "¿Sigue habiendo gente que va a por patatas?", preguntó sorprendido el hombre. "Mucha más de la que puedas creer y alguno que seguramente conozcas", respondió solícito el voluntario sin entrar en más detalles. "Menos mal que hay buena gente que nos ayuda con donativos y comida". 

El informe que la Rede Galega Contra a Pobreza presentó el pasado lunes advierte de que en Galicia todavía viven casi 700.000 personas en riesgo de exclusión social, una cuarta parte de la población.

El porcentaje ha descendido unas décimas respecto al estudio del año anterior, pero la situación continúa siendo preocupante porque la recuperación económica no llega a todos por igual. Queda el consuelo de que hay mucha más gente solidaria que se rasca el bolsillo para contribuir económicamente o carga con sacos de patatas para paliar una situación de la que es difícil salir sin una mano que te ayude. 

Galicia es una tierra comprometida. Lo demostró durante la catástrofe ecológica del petrolero 'Prestige', durante el accidente ferroviario de Angrois y durante los devastadores incendios forestales del pasado domingo. Apagado el fuego, continúa la brasa de la solidaridad. Desde el lunes, el Concello de Cervantes y otros municipios de la comarca de Os Ancares no han dejado de recibir llamadasy correos electrónicos de gente dispuesta a desplazarse hasta esta reserva natural afectada por el fuego con la intención de colaborar en las labores de repoblación e incluso ofreciéndose a llevar semillas.

El Concello ha remitido a la Consellería de Medio Rural una carta informando de la situación y de las convocatorias que se han propagado por las redes sociales para organizar equipos de trabajo. La iniciativa es plausible, pero la actuación después de un incendio tiene que ser supervisada y ordenada por expertos. La semilla del futuro la han plantado ya. 

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