Opinión

Caballero, la victoria y la derrota

Después de una década buscando sitio en el PSOE de Galicia desde el rincón de los llamados críticos, sobre todo con su tío Abel, Gonzalo Caballero fue elegido nuevo secretario general en unas primarias eclipsadas informativamente por la incierta situación de Cataluña. La victoria de este profesor titular del departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Vigo frente al ourensano Juan Díaz Villoslada, el candidato de Pedro Sánchez y de la gestora gallega, demuestra que la militancia socialista ha aprendido a tener criterio o ya no obedece a ciegas lo que le digan los distintos aparatos territoriales.

"La gente tenía muchas ganas de pasar página después de año y medio de interinidad en la dirección", razona un militante al que el resultado no le ha pillado con el pie cambiado. En cierta manera, la elección de Gonzalo Caballero supera el 'Pachismo', el 'Besteirismo' y arrincona más a Abel Caballero en su feudo de Vigo, la única de las siete grandes ciudades en la que Villoslada se impuso por 40 votos.

"Estoy completamente desconcertado", comenta otro militante afín a Villoslada, "sobre todo porque Miguel Tellado –secretario general del PPdeG– dijo que su triunfo sería dramático. Si Tellado dice eso, quiere decir que era la persona más indicada para llevar el partido". Pero la militancia ha confiado en Gonzalo Caballero porque ha sido capaz de sumar apoyos de las diferente corrientes y sensibilidades. Él apostó por Madina como líder del PSOE en el primer pulso con Pedro Sánchez, después viró de opinión cuando Susana Díaz intentó asaltar Ferraz y ahora celebra su triunfo del brazo de reconocidos dirigentes alistados en la corriente que encabezó la presidenta andaluza. 

Aunque las primarias no le han permitido darse a conocer a toda la sociedad gallega porque las ansias independentistas de una parte de la sociedad catalana son invasivas mediáticamente, Gonzalo Caballero se encuentra en mejor situación que sus predecesores para optar a presidir la Xunta de Galicia. Tiene tiempo por delante para vender su proyecto y acabar de unir a los socialistas, la preparación académica no se le discute, y se enfrentará a un Núñez Feijó menos motivado, en el caso de que decida volver a presentarse, o a un candidato del PP por conocer.   

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