Opinión

Cariño envenenado

Existe una señal inequívoca para detectar cuando un político tiene más pasado que futuro porque pisa un camino minado por los colegas. Cuando el rival te lisonjea con la legítima intención de menoscabar a tu partido quiere decir que el velatorio ya está contratado, aunque falte fijar la fecha para celebrar el duelo.

Íñigo Errejón y Xoaquín Fernández Leicega recibieron estos días palabras de cariño de Rafael Hernando y de Pedro Puy, aunque el portavoz del PP en el Parlamento gallego se distingue por una oratoria más elegante que el compañero que desempeña la misma función en el Congreso. Que Pablo Iglesias va a colocar a Errejón entre la papelera y la puerta del grupo parlamentario se presuponía nada más conocerse el resultado de la Asamblea Ciudadana de Vistalegre, pero por si alguien albergaba alguna duda sobre su continuidad como portavoz, salió Hernando a despejarla cuando le preguntaron por el asunto: "Hoy es el día de San Valentín, el día de los enamorados. Y por lo tanto supongo que algunos tienen que pensarse si están por el amor o están por la purga. Ya sabe que los comunistas son muy partidarios de las purgas. Yo sólo espero que no lo rematen". Rafael Hernando lo hizo con una sonrisa.

Que el alcalde de Vigo, Abel Caballero, aproveche cualquier micrófono para desautorizar el papel de Fernández Leiceaga como representante de los socialistas en O Hórreo no es noticia. Pero que Pedro Puy afirme que no aprecia "ningún tipo de disfunción en la relación con el PSOE" en la Cámara gallega a pesar de la división de los socialistas suena a condolencia.
Errejón es joven. Puede sacar la banqueta y esperar a que escampe o a que pase el cadáver. Para Leiceaga no habrá un trato Caballero si gana Silva. 

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