Opinión

La cola de los pecados

El cura de un pueblo gallego muy piadoso estaba cansado de que cada primer viernes de mes acudiesen a confesarse hasta las vacas. Incluso tenía que solicitar apoyo de otros sacerdotes de la zona para dar la absolución a los vecinos por faltas de poca monta. Un buen día, comprobando la larga cola que había delante de los tres confesionarios, salió del habitáculo y anunció a gritos: "Atentos todo el mundo, conmigo sólo los pecados mortales". Inmediatamente su fila se deshizo y pudo pasar la tarde leyendo con tranquilidad mientras a los otros curas les calentaban la oreja con pecadillos sin sustancia y también con los de mayor importancia, porque nadie está dispuesto a reconocer públicamente la culpa.

Parece que los políticos que nos gobiernan creen que sus malas actuaciones se pueden resolver en un confesionario, aunque en muchos casos es así porque curiosamente cuando salta el escándalo del delito ya ha prescrito. El alcalde de Lugo, Xosé Clemente López Orozco, proclamó que él es "muy bueno" ante una de las imputaciones de la jueza Pilar de Lara. El juez Ruz da por buenas las investigaciones de Hacienda y concluye que el PP pagó 1,7 millones de euros en negro por las obras de su sede en Génova y el presidente del Gobierno se limitó a responder que lo importante es que "esto no debe volver a pasar" cuando le preguntaron en Bruselas por la corrupción. Rajoy apeló a las medidas de regeneración sin desmentir la existencia de una caja b.

En las pesquisas de la 'operación Zeta' que destapa la concesión de 20 millones en subvenciones al militante popular Gerado Crespo para cursos de formación que no se llegaron a realizar, la Policía Judicial ha de tectado en la contabilidad oculta del empresario minusválido el pago al PP gallego de 17.000 euros. Tanto el presidente Feijóo como el alcalde coruñés, Carlos Negreira, se escudan en que el partido "sólo tiene una contabilidad oficial que es la que audita el Tribunal de Cuentas y aquí no aparece absolutamente nada". Sería la repera que lo hiciese. Todos a la cola de los pecados veniales.

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