Opinión

El ejemplo de Pontevedra

El Concello de Pontevedra acaba de conquistar el Premio Internacional de Dubai con el que Naciones Unidas reconoce el trabajo realizado durante los últimos 14 años para convertir la ciudad en "un modelo centrado en las personas". Pontevedra es un ejemplo y también un misterio electoral. En las generales y en las autonómicas manda el PP, en las municipales el bastón se lo siguen entregando al nacionalista Fernández Lores para que gobierne solo o en compañía. En los últimos años del finado Manuel Fraga siempre tenía un recado para que trasladasen a Rajoy: "Dígale a Mariano que yo siempre he ganado en mi pueblo". Y en la ciudad que celebra la puesta de largo de sus mozas en el Casino, en la villa que acoge con alborozo los festejos taurinos más sonados de una tierra que es más de vacas y en el pueblo de Mariano Rajoy continúa gobernando el BNG desde 1999 con un tipo que pide el voto en gallego.

Lores asaltó la alcaldía gracias al castigo del ciudadano a un desgastado José Luis Pedrosa. Mu- chos pensaron que este médico de profesión duraría en el cargo menos que un catarro. Una de sus primeras medidas fue la peatonalización del casco histórico para devolver las calles a las personas. Generó un gran revuelo, pero siguió adelante hasta que el ciudadano se dio cuenta de que caminando se vive más y mejor.

Militante de la UPG, Fernández Lores apela al sentido común para que en las elecciones generales el personal diga una cosa y en las municipales otra. Nunca acudirá a una añeja puesta de largo en el Casino ni tampoco se le verá compartir tendido con Rajoy, Feijóo o Rueda en el coso pontevedrés durante las fiesta de La Peregrina, pero atiende a las peticiones que le hacen para celebrar los festejos frente al criterio del BNG porque es consciente de que no se puede gobernar contra el sentimiento del ciudadano. 

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