Opinión

En enero, candil y vela

En mi casa no hay miseria, dos candiles y una vela", repetía madre cuando alguien dejaba alguna luz encendida. No eran tiempos tan lejanos, máxime desde que el despiporre de la construcción a 'esgalla' haya propiciado que otra vez alumbremos la ilusión con quinqué. Da igual los tenebrosos años de crisis de cuyas sombras no conseguimos salir o que el 11% de los hogares del Estado lo pasen chungo para mantener una temperatura confortable, el personal quiere luces en las calles durante las fiestas navideñas. 


El concello que decida ahorrar en esta partida que se prepare para recibir palos y no sólo de los comerciantes de proximidad, sino también del consumidor y del ciudadano en el caso de que considere que su calle es tratada con agravio respecto al centro de la localidad. Las siete principales ciudades gallegas se gastarán estos días un millón de euros en la instalación del alumbrado y no todas con igual suerte de críticas. En A Coruña hay peña que considera que los 335.000 euros invertidos desmerecen frente a los 400.000 de Vigo y eso que el presupuesto ha aumentado en 95.000 euros respecto al año pasado. Ourense, la tercera ciudad de Galicia,  gasta 84.700 euros y da la impresión de que el alumbrado ha dejado a los vecinos satisfechos. En Santiago semejan insuficientes los 50.000 euros para la capital de la comunidad según los comentarios que está recibiendo Martiño Noriega. Ferrol, también corporación rebelde, destina 61.891 euros a los adornos lumínicos, aunque había presupuestado 80.000 en el pliego para la adjudicación. El gran problema de Ferrol es que se está quedando sin ferrolanos, tanto críticos como complacientes. Lugo dedica 41.000 euros, mil más que Pontevedra. En enero ya volvemos todos al candil y a la vela. 

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