Opinión

Galicia sin Ciudadanos

Estaba este chófer de anécdotas hocicando en las noticias para rellenar el folio en blanco de cada día, cuando un cliente del abrevadero acudió a echar una mano: "Nunca hablas de Ciudadanos en tus artículos. ¿Por qué no escribes sobre el follón que se traen en Galicia?". Lleva razón el colega, pero no sería de buena persona cargar la tecla contra unos amiguetes que se destrizan sin miramientos ante la mínima posibilidad de pisar moqueta al amparo del santiño Rivera. Mientras el líder supremo de Ciudanos criticaba la falta de democracia en Venezuela, los contados militantes que su formación tiene en Galicia han empezado a darse de baja por haber fulminado de las listas a Antonio Rodríguez, el único candidato que en las pasadas elecciones consiguió escaño. Quizá el exdiputado por A Coruña no era buen comunicador, pero había sido elegido por las bases, que no deben llegar dos centenares de personas. 

Albert se presentó en la arena política en pelotas y con gestos efectistas siguió construyendo su figura, como cuando teatralizó con Pedro Sánchez el pacto para convertir al socialista en presidente del Gobierno delante de 'El abrazo', cuadro alegórico de Juan Genovés sobre la Transición.

La campaña de Ciudadanos en las pasadas elecciones también fue un cuadro. Con la cabeza de lista por Ourense, Fátima Balsa, desaparecida, los simpatizantes exhibieron como reclamo en las principales villas de la provincia la foto de Albert Rivera. A la curiosa escena sólo le faltaban unos cirios para poder rezarle. Mira que guapo es y del AVE y los problemas ya hablamos en otra ocasión, si se tercia. La decisión de repescar a rebotados de UPyD que nunca se caracterizaron por el tirón electoral hace prever que Galicia seguirá sin Ciudadanos.

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