Opinión

Galicia más o menos

Se pasa once meses echando de menos Galicia y 30 días echándola de más. Mavi es una berciana con morriña flamenca. Su brújula señala siempre el sur, pero cada verano se deja guiar por el corazón y acaba en el norte. Es feliz canturreando una coplilla en A Concheira, el pedregoso arenal de Baiona, aunque llueva, pero le desespera el orballo de la indefinición que siempre cae por estos pagos sin importar la estación del año.

Ayer llamó con un mosqueo considerable para quejarse al gallego de la manera de ser de los gallegos, una lógica contradicción. La bronca le cae al que conoces o al que tienes más cerca. Salió a pasear hacia A Ramallosa y, aunque se trata de un camino pisado y trillado durante muchos agostos, dudó sobre el sendero más apropiado. Para no equivocarse decidió preguntar a la primera pareja con la que se cruzó, a sabiendas de que en el país del depende resulta imposible conseguir una respuesta monosilábica. 

–Disculpen, ¿son ustedes de aquí?
–Más o menos –respondió el paisano. 
–Entonces yo soy la de menos porque no soy de aquí. ¿Podrían decirme si voy bien para A Ramallosa?

Finalmente consiguió que le indicasen la dirección correcta sin más datos personales. "No entiendo cómo podéis ser tan desconfiados", protestó al otro lado del teléfono. 

Durante la etapa del Gobierno bipartito, unos empresarios del sector naútico de Vigo pidieron a este chófer de anécdotas que los acompañase hasta la Consellería de Industria porque no querían que se les notase que no sabían navegar por San Caetano. En la antesala del despacho de Fernando Blanco nos cruzamos con el editor Bieito Ledo. Tras el saludo correspondiente, preguntó si también iba a la reunión. Cuando escuchó "más o menos" por respuesta, porque era menos que más, aunque al final resultó más que menos sin pretenderlo y acabamos todos en el despacho, Ledo contó una anécdota hilarante de Carlos Casares de un palo parecido. El intelectual llamó a un ebanista para que le hiciese una librería y el artesano le pidió que apuntase lo que él iba midiendo. En la primera anotación quedó descolocado: "Apunte, algo más de metro escaso". Y la estantería salió bien. Más o menos.  

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