Opinión

Hacienda y el hambre

El personal anda tan pillado de pasta que como la declaración de la Renta le salga a devolver en el borrador que facilita la Agencia Tributaria, firma sin pestañear para recibir el ingreso cuanto antes. Quizá así se pueda afrontar el cambio de esas ruedas a las que delatan los hierros o salir al rellano sin el temor a que un vecino te reproche la morosidad en el pago de los recibos de la comunidad de propietarios. 

Un colega que trabaja en una gestoría se sorprendió por la cola que se formó en su oficina el pasado 5 de abril, día que principió la actual campaña. La peña tenía prisa por aceptar el cálculo que reflejaba el programa Renta Web. A mediados de este mes, Hacienda ya había devuelto más de 4.000 millones de euros, de los 11.000 que tiene previstos, a casi siete millones de contribuyentes.

La celeridad acostumbra a jugar a favor del departamento que dirige el ministro Cristóbal Montoro. En el borrador se advierte de que los datos son orientativos, pero la peña los toma como un principio matemático a la primera mientras no le toque rascar el bolsillo. Quizá se consulte con ese cuñado que dice saber algo de números para ahorrar la factura del contable y a veces ni eso. Resulta incómodo deber un favor y no se conocen casos en los que Hacienda revise su propia estimación. Y si no lo hace, se puede  inferir que en caso de equivocación será siempre en su beneficio. 

Ayer también había cola en la gestoría a la que acudió este chófer de anécdotas. Pero en esta ocasión se trataba de los últimos de Montoro. Desde la entrada se podía escuchar a un tipo de los que se asesora con un familiar echando pestes contra el programa Renta Web. El hombre había tenido un churumbel y la deducción no le aparecía reflejada en ninguna parte cuando, según la Xunta de Galicia, tendría que ascender a 360 euros. Cuando se calmó, el gestor le explicó con paciencia que la Agencia Tributaria argumenta que el programa está pensado para todo el Estado y las deducciones autonómicas no aparecen automáticamente, o eso te contestarán si acudes a que te atiendan en ventanilla. Se trata de un caso, pero habrá miles similares que suponen un gran ahorro a las arcas del Estado. El hambre no tiene paciencia. 

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