Opinión

Inauguración con antidisturbios

Otra inauguración de la mejora de una autopista en la agenda de cualquier responsable de Fomento es un acto en el que incluso te pueden pedir autógrafos. Pero cuando un evento que sobre el papel se hace de tacón viene acompañado de una subida del peaje del 3,89%, como sucederá en la AP-9 a partir del 1 de enero, puede suceder que en vez de tocar la gloria necesites escolta. 

La capacidad de Pedro Puy, portavoz parlamentario del PPdeG, para barnizar las polémicas decisiones de su partido, aquí y en Madrid, como ocurre con el rechazo a transferir las competencias de la AP-9 a Galicia solicitadas por unanimidad por todos los grupos parlamentarios, es de asombrosa obediencia en un político de habilidad reconocida. Sobre todo cuando Pedro Pérez, presidente de Itinere, grupo al que pertenece Audasa, dice que a la compañía le "resulta indiferente" que sean  del Gobierno central o de la Xunta mientras el personal apoquine. Dice que el rejonazo va a ser inferior al previsto gracias a haber realizado la obra del puente de Rande a coste menor del presupuestado. A Pedro Pérez se le dan mejor las cuentas que hablar con sutileza sobre si la muerte de un trabajador obedece a unas condiciones extremas para cumplir con los plazos que le permitan engordar la factura, pero sobre esto tendría que posicionarse la Inspección de Trabajo. Y como todos los partidos que han pasado por La Moncloa han encargado obras a cuenta de sumar años a la concesión de uno de los viales más rentables del Estado, las culpas se diseminan como lluvia fina. 

Pedro Puy afirmó el fin de semana en una entrevista en la Cadena Ser que el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, "se está portando razonablemente bien con Galicia". La portavoz del BNG, Ana Pontón, entiende que el PP  gallego está mostrando "sumisión"; el líder de En Marea, Luís Villares, ve a "un presidente manso que pelotea" con el ministro a través de su portavoz parlamentario. Sólo falta la fecha de Fomento para inaugurar la ampliación de Rande y de Santiago, según aclaró Pedro Pérez. Puede pasar como el 31 de diciembre de 1997 cuando se instalaron las cabinas de peaje en la A-55 a la altura de Arteixo. Fraga cortó la cinta rodeado de antidisturbios para disuadir una concentración multitudinaria. 

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