Opinión

La pensionista cadáver

En cada pueblo acostumbraba a haber alguien que conocía de primera mano el caso de un emigrante gallego que se trajo de Suiza el cadáver de la madre o de la suegra amarrado en el asiento trasero del coche para evitar el costoso traslado y los trámites burocráticos. A pesar de que la anécdota tenía toda la pinta de ser una fabulación y curiosamente el exangüe protagonista nunca era el padre o el suegro, siempre picaba algún incauto que acababa propagando con rigurosa exageración el cuento de la muerta que había atravesado Europa y franqueado aduanas como si lo hubiesen visto personalmente. 

Ayer se supo que la Policía Nacional ha investigado a 62 personas de once provincias, entre las que se encuentran Lugo y Pontevedra, con un saldo de 19 implicados en un fraude a la Seguridad Social de casi dos millones de euros por cobrar la pensión de familiares ya fallecidos. 

Somos una tierra de pillos. Las trampas reales superan a las inventadas por la derecha y sin poner el intermitente. Cuentan fuentes policiales que entre las motivaciones más comunes para incurrir en el delito de fraude, estafa y falsedad documental están la desconocer que con el fallecimiento concluye el derecho a percibir la pensión o que hacían uso del dinero que seguía llegando a la cuenta a sabiendas de que algún día podían ser cazados porque "la vida está muy mal".

La explicación más insólita, y que deja en los huesos la anécdota del cadáver viajero, es la de una mujer que declaró durante el interrogatorio al que fue sometida por los agentes de la investigación que seguía cobrando la pensión "porque aún no había asumido el fallecimiento de su madre y por lo tanto consideraba que todavía le seguía correspondiendo el cobro legal de dicha pensión". Hay situaciones verdaderamente increíbles de auténtico descontrol de la Administración cuando pensamos que conoce hasta la talla del calzado que utilizamos. En algunos expedientes la policía se topó con que "los causantes de la actividad delictiva se encontraban ya fallecidos", por lo que no procede pedirle cuentas en un tribunal de este mundo. Urge corregir la historia del emigrante en Suiza. Tiene más guasa una pensionista cadáver.

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