Opinión

La tesis del fontanero

Anteayer llegó un correo electrónico de la Asociación de la Prensa de La Coruña –todavía no se ha ajustado el nombre a la toponimia oficial– avisando de que "ya está abierto el plazo de matrícula para el Máster en Comunicación Deportiva, que este año ya es un título propio de la UDC". La carcajada resultó inevitable por la puntería de los compañeros con la actual polvareda académica. Ayer, una colega economista comentó que  acababa de recibir un mail en el que le ofrecían descuento en un máster en Ciencias Actuariales y Financieras. Se quejó por la falta de tacto en la elección del momento para divulgar el curso, pero estamos en septiembre y es el mes de hacer caja con la enseñanza como saben en cualquier papelería. El grado, antes licenciatura, parece que ya no llega para conseguir un empleo, y la posibilidad de continuar la formación 'online' incrementa el riesgo de trampas consentidas mientras se apoquine alrededor de 6.000 euros por un título que engorde el currículum.

 Mientras, la Formación Profesional en Galicia sigue con plazas vacantes, pero sólo nos damos cuenta de la importancia de los oficios cuando llevamos el coche al taller o el fontanero cruza la puerta de casa para evitar la piscina en el piso del vecino. La acusación de plagio de la tesis doctoral del presidente Sánchez realizada por el rotativo ABC, aunque su caso no parece equiparable a los másteres de Cifuentes, Casado o Montón, va a convertir el trabajo en el más leído de la historia aunque se trate de  un peñazo 'cum laude'. La estafa de algún aprovechado es grave, pero más desolador resulta que son muchos los que recurren sin complejos a un máster para legitimar la miseria intelectual o la nulidad profesional más allá de la política.

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