La ambulancia se abrió paso en la calle peatonal con el ulular incesante de la sirena. En menos de un minuto llegó una patrulla de la policía local para acompañar a los sanitarios al interior de un edificio de cuatro plantas sin ascensor. Al poco tiempo bajaron a una mujer de unos 60 años que se cubría el rostro con una sábana. La gente curioseaba con descaro intentando saber sin conseguirlo por qué la policía tomaba declaración a la dueña de una tienda cercana. La mujer la había telefoneado para advertirle de que se había atiborrado de pastillas con la intención de suicidarse.
Una separación reciente, la depresión por un enfrentamiento con los hijos y la puñetera soledad la empujaron a tomar la decisión de acabar con su vida. En el último momento se agarró al número de teléfono de una conocida que había conseguido hace unos días gracias a haberle encargado una prenda para pedir ayuda. Ni siquiera llamó a una amiga. La soledad absoluta.
Contó José M. Cruz en este periódico como un anciano de 78 años enfermo de Alzheimer y natural de Viloira (O Barco) fue rescatado después de pasar casi 19 horas atrapado por el lodo de la pizarra que se forma al entrar en contacto con el agua y que llaman "nata". Estaba jugando como un cativo en la nata sin mostrarse preocupado, comentó el vecino que encontró a Francisco Arias, aunque se quejaba de que "empezaba a tener frío". El equipo de rescate necesitó unas dos horas para liberar al desnortado anciano. Cuando consiguieron sacarlo se escucharon aplausos. Y lo encontraron porque los hijos, la familia, los vecinos y el dispositivo de emergencias salieron a buscarlo.
Son dos realidades que suceden más a menudo de lo que podamos pensar en una sociedad envejecida y que en muchas ocasiones se siente sola a pesar de estar rodeada de gente.
Un estudio realizado por una funeraria británica desvela que la canción 'Always look on the bright side of life' (Mira siempre el lado positivo o brillante de la vida) que los desternillantes Monty Python popularizaron en 'La vida de Bryan' ha desbancado a 'My way' (A mi manera', de Frank Sinatra, como la melodía preferida en 30.000 funerales examinados en la Pérfida Albión. Pues eso.
