Opinión

Lo mejor de lo peor

Lo peor que le puede pasar a alguien que se despierte tras unas horas fermentando una borrachera es recordar el pedo. A veces la bruma etílica es tan corrosiva que se reincide cuanto antes en la botella para intentar olvidar lo sucedido. 

Lo mejor de la moción de censura al Gobierno de Mariano Rajoy presentada por Pablo Iglesias es que ya ha pasado, como sucede en los partidos de los equipos descendidos que tienen que disputar la última jornada de Liga para cumplir con el calendario. Durante el trámite de una moción que nació fracasada, como sabían los protagonistas, Iglesias le espetó a Rajoy que "pasará a la historia como el presidente de la corrupción", pero el líder del PP no pareció demasiado preocupado por lo que se escriba en el futuro mientras le permitan seguir amarrado al sillón de La Moncloa. 

Rajoy confesó que le cuesta trabajo colar titulares en los medios, pero su capacidad para los resbalones dialécticos es insuperable. "Cuanto peor mejor para todos y cuanto peor para todos mejor. Mejor para mí el suyo beneficio político". Iglesias aún está intentando descifrar el mensaje. 

Resultó un empacho por la reiteración de argumentos, pero algunos desearán olvidar la sesión cuanto antes. A Xulio Ferreiro, alcalde de A Coruña, lo cazaron en la tribuna de invitados jugando al Candy Crush durante la extensa oratoria de la portavoz de Unidos Podemos, Irene Montero, más efectiva cuando se trata de resumir una idea en 140 caracteres. Queda la duda de si Ferreiro es mejor que Celia Villalobos. A la diputada ourensana Ana Vázquez se le fue el dedo con "los novios de Podemos" y aunque más tarde borró el tuit, ya no había remedio. Hoy votarán con resaca dialéctica. 

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