Opinión

Lugo, BNG y la coherencia

Quizá no haya que buscar chalaneos en lo sucedido en la Diputación de Lugo más allá del juego político. Si damos por bueno que el poder es dinero y con panoja es más fácil afrontar una campaña electoral que te puede mantener en el poder, quizá pueda comprenderse mejor el acuerdo al que esta vez sí han llegado BNG y PSdeG para recuperar la Diputación de Lugo 106 días después de que el socialista Manuel Martínez se la entregase a la popular Elena Cancia. La pataleta por retirarle la dirección de la rosa repentinamente el caramelo es humana.

A los nacionalistas no les servía hace poco más de tres meses el alcalde de Becerreá como presidente del ente provincial por estar imputado tras años compartiendo gestión y plenos. Ahora sí se van a sentar al lado de la persona que vetaron después de las elecciones. No será el presidente pero es más que probable que mandará en el 'petiño' de las obras. Casi nada.

Si bien es cierto que el incendio lo prendió el PSOE al no imponer a un candidato cuando se sabía que sus socios no iban a tragar con un imputado, también ha quedado demostrado que la coherencia de una fuerza política perdura hasta que llega otra gran cita electoral. El BNG no se ha limitado a apoyar la investidura de Darío Campos, sino que también compartirá un gobierno en el que el tan denostado Martínez tendrá un papel capital. Hasta es lógico. El acuerdo lleva funcionando desde que socialistas y nacionalistas asaltaron el trono que parecía propiedad de Cacharro. Y no hay que pensar en sobres o asuntos raros, sino en que si tienes cuatro liberados y estos aportan algo, pues son más fondos y empeño para hacer campaña. Y estamos a un tris de las generales y las gallegas. Podían ahorrarse la opereta.

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